Monday, May 12, 2008

Murder Ballads
"El gran sucedáneo norteamericano de la revolución social es el asesinato"
Walter Dean Burnham

Cuando tenía nueve años pegué una foto de Chikatillo en una pared de mi cuarto. Era un recorte de una revista Muy Interesante, revista a la cual prácticamente estaba formalmente suscripto por aquellos tiempos. Aquel número tiene una historia en sí, habiéndose convertido objeto de veneración de tres niños que se disputaban por leerla en los recreos. El ejemplar lo encontramos en la biblioteca del San Juan, y había sido amor a primera vista. Por aquel entonces Juani y yo nos habíamos hecho amigos de un chico llamado Ignacio, pero que llamábamos Jacobo, por aquella extraña costumbre de llamar por el apellido que reinaba en el colegio (yo mismo era conocido como el Acevedo). De Jacobo ya hablé en este post, personaje que siempre parecía haber vivido el horror en carne propia, mientras que nosotros apenas atisbábamos a verlo desde banderolas entrabiertas. Con él apareció George Romero, el Necronomicón, los extraterrestres, el juego de la copa, y sí, eventualmente los asesinos. Prácticamente era como si hubiese traído los temas importados de otra escuela, en donde al parecer dicha fascinación era omnipresente entre sus compañeros. Juani siempre había sido medio veleta, y su entusiasmo por las ciencias forenses duró lo mismo que sus Rollers, su habilidad con el diábolo, sus pantalones carpintero o su titularidad en el Pucarú. Por mi parte, yo ya daba muestras de una cualidad o defecto que me sigue caracterizando hoy en día: mi capacidad de convertir sencillos gustos y manías en religión. En repetidos episodios de mi vida, me ha sucedido de ser introducido por alguien en determinado tema, gusto, o actividad y no demorar en vencer al maestro, convirtiendo aquella tímida o entusiasta recomendación en un modo de vida. Ya me había pasado con Pedro Lamas y Tolkien, mis amigos de facultad y Buenos Muchachos, y ciertamente con Jacobo y sus asesinos. Ciertamente, de haber probado ciertas drogas, sería el perfecto personaje que llena de remordimientos a la persona que lo introdujo al primer gramito, la primer pitada, o el primer pico.
Es así que en cuestión de meses me había convertido en alguien que juntaba información de asesinos como si fuera un pájaro queriéndose hacer un nido con semejante cantidad de recortes y fotocopias. Incluso había llegado a alquilar un libro de Psicología Jurídica -que desde mi perspectiva actual reconozco como horripilantemente conductista-, del que llegué a leer bastantes capítulos, más allá de no entender mucho lenguaje técnico ni fisiológico (podía comprender apenas esbozos de lo concerniente al lóbulo frontal, el cortisol y cosas por el estilo).
Pero por más de haber conseguido información mucho más detallada y profesional siempre terminaba cayendo en la misma revista, que a tantos cambios de página sus ganchitos no pudieron soportar más, como levantando sus brazos en gesto de hastío, convirtiendo aquello en un alboroto de hojas, apenas mantenido en orden por una cinta elástica. Al principio nos habíamos contentado con fotocopiar la considerable cantidad de páginas que llenaban la revista. Luego de un tiempo eso no bastó y terminé robándome el ejemplar. Fue un hecho gracioso, porque la misma tarde Jacobo o Juani, no recuerdo, se dispusieron a robarla, enterándose más tarde que les había ganado de mano. Ahora, repasando aquel artículo, uno se da cuenta de que no era gran cosa y difícilmente hablaba de algo que ya no se hubiera dicho sobre asesinos. Sin embargo, lo que más compraba a uno era la documentación fotográfica, llena de aquellas imágenes de hombres con ojos desorbitados, corpulentos norteamericanos vestidos de payaso, petisos orejudos, barbudos con svásticas tatuadas entre ceja y ceja. Más allá de Charles Manson, que ya gozaba de cierta iconografía pop, culminada por la ridícula camiseta que solía portar Axl Rose (y en una época donde el chillante hombre de falda era lo más cercano a Dios), a mi me fascinaba la foto de Chikatillo, especialmente por la imagen completamente enfermiza que irradiaba su rostro. Uno se daba cuenta de que debía haber algún tufillo detrás de su tardía encarcelación (como eventualmente se comprobó, por la tregua impuesta al integrar las filas comunistas), porque uno ve cualquiera de sus fotos, y ya desde su apariencia es imposible no despertar sospechas de un pasado o presente evidentemente sórdido.


No hacían falta las pitonisas de Minority Report, uno con ver aquel rostro podría haberlo encarcelado previo a que cualquier tragedia se hubiese efectuado.
La foto la tuve pegada lo que le duró a mis padres darse cuenta de quién era el simpático hombre sin cejas que me miraba desde la otra parte del cuarto (algo así como cinco días). Volviendo atrás, el pegarlo en la pared no se debía tanto por el oscuro –pero evidentemente púber- enamoramiento hacia tal sórdido personaje, sino más bien a un afán coleccionista, como un hombre que ama a las mariposas, pero sólo para mantenerlas disecadas y en vitrinas. En mi caso, soñaba con tener la pared tapizada de fotos de asesinos, recortes de diario, identikits y gigantes mapas de la ciudad con pins rojos, azules y verdes sobre los lugares en donde se registraron los sucesos. En fin, uno deseaba con ser, cuando no un detective, un experto en la materia.
Los años siguieron y mi fascinación por los asesinos se dilató con las nuevas armas que ofrecía la internet. Finalmente había accedido a truculentas imágenes de escenas del crimen, y en mi haber tenía fotos de Shannon Tate, los desmembramientos de Jeffrey Dahmer, o los cuerpos sin vida de las jovencitas de Ted Bundy, frente a las cuales uno incómodamente percibía que eran generalmente bellas.
Mi fascinación por The X-Files no ayudó a desligarme de esos temas, y ciertamente la obsesió se mantuvo durante mucho tiempo, incluso siendo uno de los principales motores para inscribirme en facultad de psicología.
Con el tiempo, Jacobo se entregó por completo a la liberación de Palestina y la causa anarkista y de Juani ya ni sabía qué cosas le gustaban. Yo, sin embargo, había decidido que iba a ser psicólogo forense.
Es extraño ver ahora a mi novia estudiar psicología jurídica, mientras que yo abandoné aquellas antiguas pasiones para abocarme a lo más clínico.
De cierto modo es un barómetro para medir cuánto ha cambiado uno en todos estos años.
Sin embargo, hay algo que parmenece ahí, debiendo ser uno de los únicos que al ver una foto de Onoprienko, u Otis Toole no siente fascinación, miedo o rechazo, sino dulce nostalgia.
En cuestión de años, la música, la literatura y el cine fueron ocupando un lugar cada vez más predominante en mi vida, dejando un poco por fuera a cuestiones de índole criminalístico, psicológico y afines. Sin embargo, y de cierta manera reconciliadora con mis antiguas obsesiones, los filmes sobre asesinos abundan en mi videoteca –no así las novelas policiales, a las que siempre me resultó difícil hincarle el ojo-.
Me gustaría salir con alguna película underground de Lituania, pero, a mi parecer, la película de asesinos fue, y será por mucho tiempo, El silencio de los corderos. Nótese que la menciono en su traducción literal, y no como “El silencio de los inocentes”, parte de ese compendio de castellanizaciones lastimosas que parecen tener a su disposición un diccionario de treinta palabras. Es una lástima que películas como esta caigan a la miopía selectiva de traductores, que se olvidan que, en este caso, el título en inglés adquiere una dimensión mucho más profunda y psicológica que la obviedad alambrada de la palabra “inocente”. Precisamente, a diferencia de la comúnmente alabada actuación de Hopkins –que sí, está genial- lo que diferencia a esta película del cualquiera del género serial killer movie, es que Hannibal Lecter patea la pelota en cancha de la protagonista, convirtiendo aquello en una búsqueda personal por un asesino interno que difiere de la estereotipada y noir imagen del detective atormentado por su pasado. Sin embargo, mucha sangre –ficticia y real- tuvo que correr debajo del puente para que el refinado señor Lecter se hiciera un lugar en el salón de la fama.
Más allá de que el concepto serial killer es considerablemente reciente, con otros nombres han abundado en la historia personajes que con toda justicia podrían ser catalogados como asesinos seriales. Incluso, posiblemente los grandes monstruos del pasado, como puede ser Drácula, los licántropos, etc. perfectamente podrían ser deformaciones narrativas y poéticas de aquellos grandes devoradores de vidas. No es mi intención hacer un extensivo repaso de estos asesinos –después de todo, es probable que puedan encontrar información más detallada en la página de algún fanático de una banda de Funeral Doom-, sino más que nada, vincularlos con sus diferentes reverberaciones en la cultura popular –siendo el cine y la música posiblemente la via eferente par excellence de la cultura pop del pasado siglo (si es que hay pop fuera del siglo XX)-. La introducción histórica encaja como anillo al dedo porque los primeros registros cinematográficos de asesinos en serie precisamente provienen del cine de terror de los 20’ y 30’, con Vlad Tepes y sus diferentes encarnaciones, ya sea el más primitivo Nosferatu de Murneau, o los subsiguientes, más acartonados, elegantes o románticos Dráculas, encabezando la lista de importancia y vigencia. Sin embargo, sacando fechas, a mi parecer la primer película sobre un asesino serial es la genial M, el vampiro de Dusseldorf. La película de Fritz Lang está adelantada, quizás demasiado adelantada a su época, y es un codazo al hollywoodcentrismo de muchos críticos que consideran The Shadow of a doubt (de Hitchcock) la primer película basada en un asesino serial. Más allá de esta cuestión de fechas y condecoraciones, Hitchcock más que su grano de arena, aportó algunas cuantas islas y montañas para la adaptación de asesinos a la pantalla. La ya mencionada Shadow of a doubt –que sirvió de inspiración a uno de los temas más fascinantes de Sonic Youth- enfrenta a la chica protagonista con la disyuntiva de su amor -bastante incestuoso, de paso- hacia su tío y la revelación de que él es un asesino viudas dispuesto a matarla, de ser necesario para mantener su secreto. Después de ésta, vino Psicosis, con el Norman Bates parcialmente inspirado en Ed Gein (asesino muy creativo que debe haber sido, sin tantas muertes en su haber, uno de los más inspiradores asesinos de la crónica roja estadounidense -Buffalo Bill, Leatherface, entre otros) y Frenzy, con claras resonancias a Albert de Salvo, el estrangulador de Boston, con la sutileza de matar con una corbata en vez de las medias de nylon de sus víctimas.
Peeping Tom, o El fotógrafo del pánico, también dirigida por un inglés (Michael Powell), tiene el mérito de humanizar al asesino, haciendo un recorrido arqueológico de su vida, marcado por la frialdad de un padre que lo trataba como su más ambicioso experimento, investigando en él el miedo y sus relaciones psicofisiológicas (algo así como una versión más terrorífica e hipertrofiada de lo que pudo haber resultado Jean Piaget para sus pobres hijos). La cuestión genealógica se convirtió en una materia obligatoria, no sólo en muchas películas de terror, sino en los estudios criminalísticos, y eventualmente se terminó convirtiendo en un cliché tan burdo como un psicólogo hablando de los adolescentes en Buen día Uruguay. Una película que justamente le pasa el trapo a muchas de su época, profundizando en la humanidad del personaje, pero no cayendo en ese facilismo explicativo, es El carnicero, de Chabrol, que tiene el gigantesco mérito de manejar la idea de un asesino sensible, incluso querible, que se entremezcla en una relación amorosa con la protagonista. En ningún momento se plantea la pelotudez de personalidades múltiples, en ningún momento se planea una historia plagada de violaciones o demás justificativos, en ningún momento uno llega a pensar que el cortejo hacia Audran es un mero rodeo para un eventual asesinato. No, El carnicero es una historia de amor con un asesino múltiple.
Otra que maneja cierta economía de recursos y que mantiene una tensión ambigua que la convierte de las mejores del género es Henry, retrato de un asesino. La película está propiamente inspirada en Henry Lee Lucas, posiblemente uno de los asesinos más volubles y cirqueros que hayan existido en la historia, pero no por ello menos brutal. Cuando fue capturado por la policía apenas se le imputaba una decena de asesinatos, pero luego, con la inclusión al ruedo de Otis Toole, su menos brillante –pero no por ello menos jodido- camarada y fluctuante amante, el tipo comenzó a hablar y aquello fue como la escena del water destapado en La conversación, de Francis Ford Coppola. Los números empezaron a ascender y fueron pasando las decenas y centenas hasta llegar a la ridícula cifra de quinientas personas. Además de esto, Henry Lee empezó a confesar proveer niños para sectas satánicas internacionales y los oficiales empezaron a pensar que al tuerto medio como que se le había ido la moto. A la ya jodida naturaleza mediática de Lucas se le agregan las efemérides de su relación con Toole, con pequeñas delicias de la vida cotidiana como el hecho de decir que no compartía el caníbal gusto del petiso, diciendo sencillamente que no le gustaba la salsa barbacoa que le ponía a la carne de sus víctimas. En todo caso, con Henry Lee Lucas se termina de redondear un proceso de incorporación del asesino a la cultura pop, que desde el mismo Jack el destripador se venía gestando desde unos cuantos años, algo que han intentado mostrar películas como Asesinos por naturaleza –adaptación de la ruta sangrienta de Charlie Starkweather y la teen Caril Fugate, que resulta un tanto redundante en la sobreexposición de esta idea- y la más jodida, aunque menos conocida por acá Ocurrió cerca de su casa, película belga que se articula en torno al reality show de un asesino múltiple. Siendo una gallina de huevos de oro, Greil Marcus en Rastros de carmín habla en términos marxistas precisamente de esta escalada pop por el asesino en serie más exitoso: “Pero entonces Theodore Bundy llegó a los cuarenta; Henry Lee Lucas reclamaba ciento ochenta y ocho víctimas, luego seiscientas. La inflación superó cualquier posibilidad de significado; el único valor de uso de un asesinato era su valor de cambio”.
Incluso las cadenas de carbono se van conectando, y Starkweather estaba obsesionado con el cine, específicamente con el James Dean de Rebelde sin causa –basta ver fotos de cuando fue apresado para darse cuenta-.

De cierta forma, el corto y ruidoso periplo del asesino de Nebraska es el director’s cut que Nicholas Ray nunca podría haber filmado en el Estados Unidos de los cincuenta. Viendo cómo la muerte, y sobre todo la muerte no ficticia vende tanto, a uno le surge la idea de que la cantidad de películas inspiradas en asesinos seriales, el entusiasmo de cierta gente por saber todos los métodos de los torturadores, el interés de seguirle la pista a un asesino o a un caso no resuelto, no se debe a la tranquilizadora idea de informarse para que no ocurra de nuevo, sino la incómoda noción de colocarse, por lo menos inconscientemente, no del lado de la víctima, sino del perpetuador. Tal como la obsesión por las infidelidades, los asesinatos en pantalla, en hoja, o en música ocultan el deseo de sacar a pasear -con correa- al frío asesino que llevamos dentro, por más que seamos veganos de GreenPeace, y tengamos en nuestro haber la discografía completa de Jorge Drexler.
Faltarían muchísimas películas, pero el post, más que cinéfilo o sencillamente morboso, se plantea la siguiente cuestión: ¿Tienen los asesinos en serie una buena adaptación al lenguaje musical?
Más allá de que la génesis de las crónicas rojas se encuentran en el medio musical -llevadas a cabo por los bardos de otras épocas-, los asesinos en este lenguaje suelen ser utilizados como meros arquetipos de virilidad rockera y lobotomizada, metáforas de amores románticos llevados a las últimas dimensiones de la carne, tácticas de shock, o mero snobismo transgresor. El Metal es una máquina vomitadora de subgéneros que sólo exige en su formulario de inscripción un poco de oscuridad, y los asesinos ya tienen su pequeña parcela en este reino, con el término Murder Metal, que es una clasificación más temática que estilística, capitaneada por bandas como Macabre, o la japonesa Church of misery. La mayoría de los temas de estas bandas son una cagada, y tendrían que ser tomados con la misma seriedad que las canciones de Banio Químico (aunque los argentinos son mucho más graciosos y divertidos). De la misma forma, al escuchar temas como los de Cradle of Filth -inspirados muchos de ellos en Bathory-, o Guyana (the cult of the damned), de Manowar –basada en el ocurrente Jim Jones, tipo que bautizó parcialmente a Brian Jonestown Massacre-, uno piensa en tirar la toalla.
Sin embargo, hay algunos casos que habría que rescatar. Precisamente, realicé un compilado con canciones de asesinos, intentando principalmente abarcar unas cuantas fichas que marcaron la crónica roja de este siglo, y procurando mantener un nivel de canciones más o menos bueno. Además de esto, como fetichista que soy, me tomé la molestia de hacerle una tapa y contratapa, a modo que quien quiera tenerlo orgullosamente en la estantería, pueda tener algo mejor que un Benq escrito con liquid paper.
Acá la lista de temas, ordenada por asesino/banda/canción, respectivamente:
01-Charles Manson: Sonic Youth/Death Valley 69'
02-Jeffrey Dahmer: At the drive in/Arcarsenal
03-Charlie Starkweather: Bruce Springsteen/Nebraska
04-Lee Shelton: Nick Cave and the bad seeds/Stagger Lee
05-David Berkowitz: Elliott Smith/Son of Sam
06-Ian Brady & Myra Hindley: The Smiths/Suffer little children
07-Albert de Salvo: Rolling Stones/Midnigth Rambler
08-Brenda Ann Spencer: Boomtown rats/I don't like mondays
09-Gary Ridgway: Neko Case/Deep red bells
10-John Wayne Gacy: Sufjan Stevens/John Wayne Gacy jr.
11-Zodiac killer: Melvins/Zodiac
12-Edmund Kemper: Throbbing Gristle/Urge to kill
13-Bonus track: Suicide/Frankie teardrop


Bajar Acá

(si, faltaron nombres Albert Fish, Onoprienko, Jerry Brudos, Dennis Nielsen, Unabomber, Rifkin, Speck, Garavito, Willliam Suff, Pichushky, es porque no tienen canciones que realmente valgan la pena escuchar)
Morrissey está en la línea de los mejores letristas de los últimos tiempos, y ciertamente sabe tomar la posta en las canciones inspiradas en asesinos ilustres. Suffer little children se encuentra en el disco homónimo de la banda, y está inspirado en los famosos asesinatos de Moor –lugar donde se encontraron sepultadas la mayor parte de las víctimas-, perpetuados por Ian Brady y Myra Hindley en Inglaterra. La dinámica se centraba principalmente en la blonda Hindley llevando a niños por engaño a un páramo donde generalmente su novio Brady los violaba o estrangulaba. Los tipos siguieron con este infalible estilo por unos años, llegando a grabar en cinta los gritos de una niña de diez años que raptaron y asesinaron, también sacándole unas cuántas fotos de su cuerpo. Sin embargo, como la mayoría de los asesinos seriales, terminaron resultando demasiado entusiastas para su propio bien y en un asesinato medio caótico tuvieron que confiar en la confidencialidad David Smith, el cuñado de Hindley, que no dudó en contactar a la policía. Efectivamente, esa tapa que tantos de nosotros amamos y llevamos estampadas en remeras –me refiero a la portada del Goo- es una foto del tal Smith y su esposa –la hermana de Hindley- luego de testificar en el circense juicio de la sangrienta pareja. Morrissey, que por la época de los asesinatos debería tener cuatro o cinco años, debe haber incorporado el miedo de aquellos tiempos –por lo menos, de sus padres-, resurgiendo y adaptándolo en una de sus muchas hermosas letras. Lo más interesante de Suffer little children es la forma en que está organizada la letra, encarnando la voz de todos los implicados, desde Hindley hasta las pobres víctimas, pasando por el llanto de la madre de una de ellas. No escatima en mencionar nombres y no queda ningún cabo suelto. O quizás al contrario, se los presenta a todos, pero de una manera vaga, casi flotante, que es lo que genera una de las emociones más perturbadoras y a la vez hermosas de la canción. Quizás por estar hechas unas cuantas canciones a cuatro manos -con Morrissey escribiendo las letras y Marr llevándolas a música-, suele haber una ambigüedad desconcertante, aunque no shockeante entre las melodías de las guitarras y la naturaleza lírica. Precisamente, en Suffer little children uno nunca logra saber qué tipo de canción es aquella, saltando entre el llanto, la canción de juegos infantil y la mera perversión truculenta. En realidad es algo más bien distintivo de los Smiths, con canciones líricamente devastadores y melodías que no las acompañan precisamente en el sentimiento, pero que terminan produciendo algo cualitativamente nuvo y distinto. Los dos momentos más jodidos de la canción llegan cuando aparece en escena Myra Hindley (Hindley wakes and Hindley says/Hindley wakes, Hindley wakes, Hindley wakes, and says:/"Oh, wherever he has gone, I have gone"), teniendo su participación una cosa muy vaga, como si fuese la incorporación a escena de una actriz de cine mudo, como si fuese el terrorífico acontecimiento livianamente recordado por uno de los niños. El segundo momento que hiela la sangre, es el final coro de los muertos, con los llantos de los niños perdidos entre la música, generando un efecto sobrecogedor similar al tema The Kids, del tío Reed.
No menos sobrecogedora es la representación de John Wayne Gacy llevada a cabo por Sufjan Stevens. Ezequiel mantiene que el simpático Stevens es el germen de todo lo que está mal con el indie, y sin confirmarlo, reconozco que tiene sus razones, pero canciones como estas me impiden afiliarme a su sociedad S.S.S.F.D (Sufjan Stevens Should Fucking Die). Posiblemente esta es una canción que por su sentir, melodía y oscuridad no se la merece tanto un tipo tan jodido como Gacy y sí uno más trastornado y dramático Jeffrey Dahmer (que no tiene la frialdad sádica de Pogo el payaso, sino un drama homosexual de querer poder retener –aún muerta- a la persona que siempre nunca se queda a desayunar en su cama-. De Gacy ya se ha hablado bastante, siendo la principal inspiración para la esperadamente cagada It, de Stephen King –un tipo que, ya sin gustarme, tiene la horrible costumbre de crear los finales más absurdos y espectacularmente estúpidos del mundo-.



La canción maneja el tema con una sensibilidad desbordante, llegando a picos inimaginados para un tipo de guante blanco como Stevens, en versos como “Look underneath the house there/Find the few living things, rotting fast, in their sleep /Oh, the dead (…) He'd kill ten thousand people/With a sleight of his hand/Running far, running fast to the dead/He took off all their clothes for them/He put a cloth on their lips/Quiet hands, quiet kiss on the mouth”. Cuando menciona underneath the house there, hace referencia al infame sótano donde Gacy torturaba y violaba a la mayoría de sus víctimas, tal como dice Stevens, Twenty-seven people /Even more, they were boys/With their cars, summer jobs/Oh my God. El tour de force de la canción llega en la estrofa final, en la que, tras permanecer horrorizado con lo perpetrado por Gacy, reconoce que en el fondo no hay mucha diferencia con él.
And in my best behavior
I am really just like him
Look beneath the floor boards
For the secrets I have hid
En esa ligera referencia a Poe hay algo más allá de la letra que te eriza hasta el culo, y es la disonancia del piano final. Debe ser uno de los mayores usos del claroscuro que haya escuchado: a uno, quizás tal como con la canción de los Smiths, le resulta difícil hacer concordar el tono dulce con el contenido horrorizante que se encuentra detrás de la letra, y sin embargo, cuando termina el último verso y llega ese piano, cambia por completo la atmósfera, y deja abierto el misterio tal como podría haberlo hecho David Lynch en el capítulo final de Twin Peaks, o en tonos más dramáticos, en vez de misteriosos, Ettore Scola en la, hasta los últimos dos minutos cómica, Brutos, Feos y Sucios.
Siguiendo la línea de discordancia entre contenido y melodía, está el tema de los Boomtown Rats, una banda que en criterios generales me parece insoportable, y que es más conocida por haber sido liderada por Bob Geldof, quien ya todos lo conocemos de sobra. En este caso parecería que se van un poco al carajo, y con cierta desfachatez hacen una especie de Opera Rock inspirada en un tiroteo perpetrada por Brenda Ann Spencer a fines de los setenta. Como buenos norteamericanos, los padres de la Spencer, para su cumpleaños de dieciséis optaron por regalarle, en vez de una radio –como ella había pedido-, algo mucho más instructivo y estimulante como un rifle. La mina había aprendido rápido, y solía practicar con latas, botellas y patos. Sin embargo, no fue conocida como la nueva Guillermo Tell, sino por un famoso incidente –y principalmente por una frase vinculado al mismo, que precisamente inspiraría a la canción- que sacudió a San Diego no mucho tiempo después. Un día, Brenda sacó el rifle y como una buena sniper comenzó a disparar a la gente desde su casa a la puerta de su colegio (que al parecer quedaba en frente). Llegó a matar al director y a un conserje, también hiriendo a seis niños. La casa de la Spencer estuvo sitiada por más o menos seis horas, y cuando finalmente se la pudo capturar, en el interrogatorio ofreció pequeñas perlitas como “no tenía particular preferencia, me guiaba principalmente por las camperas rojas y azules”. Cuando se le preguntó por que lo hizo, respondión “I don’t like Mondays”. A mi tampoco me gustan, actuando mi disgusto en no darle mi asiento a mujeres en el ómnibus, pero bueno, cada cual tiene su manera particular de hacer catarsis.
La lista también incluye incuestionablemente a Nebraska, de Bruce Springsteen, canción que figura en el disco homónimo, el cual posiblemente sea de lo mejor que ha hecho The Boss hasta la fecha. Nadie puede discutir la capacidad de storyteller de Springsteen, pero me gustaría remarcar la influencia -que reconoce y se nota tremendamente en determinadas partes del disco- de Suicide. A uno le podría parecer extrañísimo, pero la herencia de una banda tan avant la lettre como Suicide, prefigura, no sólo en cualquier disco electrónico que se haya hecho a partir de los setenta, sino en tipos que hacen –en apariencia- cosas diametralmente opuestas. No tanto en este tema, sino en State trooper, uno puede reconocer algunos elementos de Frankie Teardrop, como ciertos inesperados gritos de Springsteen similares a los de Vega que por momentos llegan a saturar los parlantes, y una guitarra repetitiva que imita, de cierto modo, los hipnotizantes sintes y cajas de ritmo de Martin Rev. En todos los discos de Springsteen uno puede ver cierta repetición de temas como el anhelo de libertad, las situaciones familiar o económicamente jodidas, o un pasado que acompaña carverianamente en pequeños gestos y detalles a los estoicos personajes. Es parte de esa reconstrucción mítica de Estados Unidos, el Estados Unidos interior y pobre, en el que se encuentra las raíces del folk, el blues, quizás toda la música popular de dicho país. Y precisamente, este tema no sale de esa línea, siendo el frenético destino de dos jóvenes fanáticos de James Dean (Starkweather y Fugate, de los que ya venía hablando) una búsqueda de una libertad radical, tan radical que resulta mortífera para el resto de las vidas.
En estas reconstrucciones míticas, un frontman como Nick Cave no se queda atrás, un tipo más que obsesionado con el destino de una nación, con imágenes bíblicas y vocación oradora propiamente trasmitida por su padre, pastor en sus años de infancia en Australia. Nick Cave toma una posta de trovadores de larga tradición, cantando sobre las andanzas de Stagger Lee, inspiradas parcialmente en la vida de Lee Sheldon. Stagger Lee está inspirada en un fiolo que mató de un disparo a un compañero suyo en una riña de bar. Lo llamativo de Stagger Lee es precisamente su cuestión mítica, por el lado de que, por más de ser un asesino prácticamente nimio al lado de miles de asesinos mucho más crueles y prolíficos, es un tipo que ha inspirado a miles de versiones –entre las que incluyen a bandas como The Clash, The Grateful Death, Bob Dylan, Duke Ellington y propiamente Nico Cueva-, cada una agregándole nuevos atributos y mayor violencia. Precisamente, Cave en su versión se concentra en lo más violento de la historia, incluyendo blow jobs y todo. Como si fuera un teléfono descompuesto, un mediocre asesino pasional terminó convirtiéndose en arquetipo de la virilidad, llevada a sus máximas y violentas consecuencias.
Sonic Youth siguen esta senda, siendo una banda que siempre estuvo obsesionada en conjugar elementos de la alta cultura con la vida Pop estadounidense. Pruebas de sobra son el álbum Ciccone Youth, The crucifixion of Sean Penn y una interminable lista de referencias. El Bad moon Rising (precisamente, un título en referencia a una canción de Creedence, otra banda muy norteamericana) era una vuelta hacia los orígenes del rock, sólo que vista por otro lente, tal como lo habría hecho Nietzsche, que había desenterrao todo lo dionisíaco de los griegos, apecto que tantos antropólogos habían intentado tapar, por el anhelo de mantener una herencia fundacional del pensamieno racional de occidente. Bad Moon Rising, y sobre todo Death Valley 69’ es la exploración esa cara de la época no iluminada por el sol.


Los crímenes de clan Manson fueron un punto de quiebre de algo que ya se estaba gestando desde hace unos años, y que como matar dos pájaros de un tiro, hizo colisionar dos mitos de felicidad que habían permeado a la juventud de esa época: el fin de la utopía hippie y el mundo de los sueños de Hollywood. Precisamente en 1969 se comienza a barrer el papel picado del mayo francés, los Rolling Stones muestran la contracara de los festivales hippies en aquel fatídico concierto gratuito en San Francisco y se registran las famosas muertes en lo de Shannon Tate y LaBianca –en fin, creo que saben la historia-. Lo genial de Death Valley 69’ es que como letra es casi indescifrable, parece como retazos de vivencias y sueños escurriéndose por los dedos, con imágenes y frases que por sí solas son neutras, pero que juntas crean una mega pesadilla, como llevar un malestar a imágenes, más que a conceptos, como si mediúmnicamente hubieran traído al espíritu que pobló aquel fatídico año y lo pusiera en la mesa de disecciones.

And you wanted to get there
But I couldn’t go faster
It couldn’t go faster
So I started to hit it
So I started to hit it- hit it- hit it- hit it
Coming down- Sadie I love it
Now now now Death Valley 69’

Me gustó la idea de terminar con Throbbing Gristle, una banda que ha empujado los límites de lo permitido a lugares que sólo habían llegado los accionistas vieneses –y posiblemente con más idea que los segundos-. En sus toques de COUM transmission Cosey Fanni Tutti y Genesis P- Orridge se enterraban las uñas entre ellas, habían tipos con el rostro embalado en alambres de púa y se exhibían esculturas hechas de tampones usados. Todos los toques tenían el fin de impactar, y ciertamente cuando la gente empezó a esperar la violencia, Cosey y Genesis creaban atmósferas aterciopeladas en donde no había lugar para el dolor –incluso, había un lema que era “Decepción Garantizada"-. En la jodida banda de Manchester, siempre se utilizó imaginería militar y burocrática, y ciertamente nunca quedaron muy por fuera los asesinos. Urge to kill es un tema grabado en vivo e inspirado en Edmund Kemper, asesino de más de dos metros que como un sueño de Wes Craver, se dedicaba a matar casi íntegramente a colegialas. Tal como Ted Bundy-que también tenía afición por las colegialas-, no era un asesino que se lanzara a su presa como perro sobre comida, sometiéndolas a una concienzuda revisión, casi como si fuera un casting (Kemper más allá de su apariencia tosca, era un tipo bastante inteligente que supo burlar durante mucho tiempo los peritos psiquiátricos).


Genesis P-Orridge es un/a tip@ bastante inteligente, y en todas las entrevistas siempre uno puede extraer cosas mucho más interesantes que las ideas de Bono sobre la guerra en Irak. En esa compleja idea de evolución y autodiseño genético y corporal que tiene Genesis P-Orridge (alguien que no es un he, ni un she, sino un it), sostiene que las únicas especies que han sobrevivido son aquellas que hacían algo completamente impensable para el resto. Mantiene que esas excéntricas especies son los freaks de hoy en día, personas que experimentan con las posibilidades de alteraciones que ofrecen la cirugía plástica, que desafían los esteriotipos y que crean nuevos valores. Acá está lo interesante: nunca llegó a decirlo, y dudo que si lo piense lo diga –aún siendo alguien tan outspoken como Genesis P-Orridge-, pero habría que pensar, en esa fascinación por los asesinos que tienen COUM o TG, si no está la implícita la idea de que los mismo asesinos son los freaks de los que habla, los genes desviados que harán posible la supervivencia de la especie.

Epílogo:
El domingo me quedo a dormir en lo de María. Como muchas casas del Prado, su casa tiene una extraña acústica que hace sentir pasos y crujidos en lugares donde uno bien sabe que no hay nadie. Mis cuñados se fueron a casa de sus respectivas novias. Mis suegros duermen en un bloque apartado. Una sobredosis de ravioles me mantienen postrado en la cama, sin poder moverme mucho. María y yo no tardamos mucho tiempo en dormirnos, pero por una extraña razón me despierto a las cuatro de la mañana. Me doy cuenta al toque de que estoy completamente despabilado, casi sin lagañas. No quiero despertar a María, por lo que no me levanto a ver algo de televisión. Es entonces que escucho el teléfono sonar dos veces. Pienso que podrían ser mis padres, por no haberles avisado a dónde iba a quedarme a dormir. Aún así, es extraño, muy extraño y los unicos dos tonos marcados dan tanto la opción de alguien que desistió rápidamente su llamado, así como alguien que levantó el tubo tempranamente. Me quedo pensando esto cuando escucho el teléfono nuevamente, acompañado de una voz que lo atiende. No es la voz de mi suegro, más bien se parece a la de mi cuñado. Pero mi cuñado ya se fue, pienso con la frazada hasta el mentón. Tampoco es costumbre de mis suegros estar deambulando por la casa a tales horas de la noche, y todas las conjeturas posibles orbitan alrededor de mi cabeza, comenzándome a invadirme el miedo como si fuera un niño. Estoy sudando y la idea de que hay gente invadiendo la casa ya prácticamente es ciencia. En un mes se robaron del fondo dos garrafas. Pienso que son los mismos, esta vez se van a llevar todo, el televisor, el DVD que traje para ver El Proceso, la misma película, alquilada en Video Imagen, mi mochila con un libro apenas empezado de Bolaño, mi lapiz, mi buzo, mi bufanda. La idea de ellos robándose todo y yéndose parece tranquilizadora en comparación a las otras posibilidades que comienzo a poner sobre la mesa. Recuerdo el reciente caso de Colonia, pienso que quizás nos maten una vez robado todo. Podría levantarme y ver qué sucede, enfrentarlos de ser necesario, pero algo me dice que lo mejor es hacerme el dormido, e intentar que María permanezca igual mientras que se desvalijan toda la casa. Pienso que hasta podría dormirme efectivamente, pero mientras me esfuerzo en apretar los ojos, siento unos pasos en la cocina y lo único que puedo hacer es sudar y esperar. Caminan erráticamente por la casa, van al living, abren canillas, sacan papeles. Pienso en la historia que me contó una vez una compañera de liceo. Unos ladrones habían entrado a la casa de su padre y este se percató de ellos ni bien entraron. Con miedo a la reacción de los ladrones al enterarse que está despierto, el tipo se hace el dormido lo que dura el robo en su casa. Cuando se están yendo, uno de los ladrones se le acerca, y ante él, aun con los ojos cerrados, le dice: “Hiciste bien en hacerte el dormido, así me gusta”.
Pienso en la escena una y otra vez, y toda idea sartriana de libertad se esfuma, no pudiendo hacer otra cosa más que esperar. Llegan los pasos a la puerta cerrada del cuarto, pienso que podría pegar un salto y trancar, pero se darían cuenta. Es entonces que la puerta se abre y se escucha en “Tricolores, tricolores”, la voz burlona de mi suegro hacia un anónimo auto que se estacionó frente a la casa. Mi cuerpo se ablanda por fin, y pienso hasta qué punto podría haber llegado con tal miedo, habiendo pensado en la posibilidad de llamar al 911. Me intento imaginar la graciosa imagen del malentendido, con mi suegro siendo esposado por policías por hurgar en su propia casa, pero por alguna razón no logro cobrar la tranquilidad.
Intento dormirme y me doy muchas vueltas por la cama de una plaza. María no puede evitar despertarse, y me pregunta qué me pasa.
-Los ravioles-, le digo, dándome cuenta de que voy a presenciar el amanecer en las próximas horas.

56 comments:

Anonymous said...

Esto es demasiado fácil, ama-gi. Poné un poco más de huevo.

Ama-gi said...

En Demasiados Humanos no dijiste lo mismo

Anonymous said...

aeak:
de las veces que pego una vuelta por este blog, suelo desistir en dejar una opinón. esto es debido al entorno friki-discutidor que se va generando y del cual prefiero abstenerme de participar (y también me absentgo a explicar porque).

más esta vez me sentí un tanto identificado con el final del post asi que vengo a escribir.

según mi cuaderno de músicas (en donde registro enfermantemente -si es que ese termino existe- todas las fechas, ésta canción data de agosto de 2006. a solo unos metros de allí, y tras una pared de por medio, escrbi:

--
LLEGASTE A MI JARDÍN
(8/2006)

Como crujen tus maderos
y estas muerta de miedo
Como chillan tus ventanas
y estoy muerto de miedo

Llegaste a mi jardín
con el día claro
Como llegaste a mi jardín
--


parte A: miedo total
parte B: m aferro a una idea, algo demasiado lindo, como tratando de alejar el miedo.

conozco como nadie esa sensación, en ese preciso lugar. ese miedo que me hacía sentir tan adrenalínico y tambien tan asustado.

bueno, si el final del post tuviera música, es esta canción. luego te paso la grabacion.

pedro.
wwww.pedrorestu.com

Phibrizoq said...

Promento leer (y comentar) mejor luego, pero mientras tanto...
qué temazos "Suffer Little Children" y "Deep Red Bells".

Agustin Acevedo Kanopa said...

peter:
La sensación de miedo inminente -sobre todo cuando uno está entredormido- es algo que me suele suceder durmiendo en casas ajenas. La última vez me había pasado cuando con María alquilé una casa de Punta del Diablo. La primer noche la pasé muy mal.
Dicen que ante la situación estresante los animales suelen quedar paralizados o huir. En mi caso, debo ser de esas comadrejas que se quedan quietas ante las luces de la carretera.
Habrá que escuchar el tema ese, después mandame el link y te lo comento

phibrizoq:
en realidad el tema de Neko Case no es propiamente sobre el asesino Ridgway, pero al ser mencionado -y gustarme bastante ese tema específico- lo puse en la lista como un verdadero capricho.
De cierto modo sabía que le gustaba Neko Case, no me pregunte cómo.

Diego Estin Geymonat said...

* ¿Hay algo concluyente en psicología forense respecto a ciertas constituciones orgánicas y su relación con la criminalidad? A mí, como alguien que da más importancia a la cultura y lo social por sobre lo biológico o lo genético, me rechinan bastante esas clasificaciones psiquiátricas, pero viendo casos como los del petiso orejudo, la verdad que no hay muchos argumentos en contra de una teoría orgánica de la criminalidad (al menos en ese caso).

* En lo que respecta a asesinos seriales en la pantalla, hoy en día tenemos a Dexter, una serie absolutamente recomendable y que da una nueva vuelta de tuerca a esas historias tan frecuentadas. Dexter es un forense que trabaja en la policía de Miami, especialista en sangre y en asesinos seriales. Hasta acá sería una serie más del montón, si no fuera porque Dexter es un asesino serial. Acá hay una buena reseña.

* No es una canción sobre Manson en tanto que asesino (que en rigor, tampoco lo es), pero ATWA, de System of a Down, toma el título de su movimiento ecologista (de igual nombre), y la letra de la canción parece que habla del propio Manson encarcelado.

* Si es por canciones de asesinos, aunque no es serial y hay de por medio un asunto muy perverso (sexualmente hablando), me gusta Mein Teil, de Rammstein, basada en Armin Meiwes, "el caníbal de Rotemburgo". La presentación del tema en vivo es imperdible.
[No tiene mucho que ver con el post, pero, a propósito, me parece que el caso del austríaco que tenía a la hija encerrada y que tuvo con ella no sé cuántos hijos, da para una buena letra de los alemanes estos]

Agustin Acevedo Kanopa said...

Sabía de Mein Teil, pero bueno deg, sabés que aquellos alemanes no están entre mis músicos favoritos.

Con respecto a la disposición orgánica, hay una creencia bastante firme -que yo no comparto- de que a los asesinos les falta, o tienen más fina, una capa que separa el lóbulo frontal -el lóbulo de las decisiones, de la coordinación fina, en fin, de la razón- y el sistema límbico -la zona de las emociones. También hay una idea vinculada con el líquido cefalorraquídeo, la oxigenación del cerebro, el cortisol y alguna cosa que otra, pero a mi parecer muchas de esas cosas en el futuro van a terminar tan desvirtuadas como la frenología.
La cultura, carajo

benito said...

Las más siniestras de las murder ballads que conozco están emparentadas -en cierta forma la segunda hace varias guiñadas a la primera- son "Ballad of Hollis Brown" de Bob Dylan y "Country Death Song" de Violent Femmes. Son realmente jodidas.

Por otra parte todo el mundo tiene una cierta fascinación morbosa por los serial killers y por los grandes crímenes, pero esta fascinación no deja siquiera entrever lo que es el vértigo que produce la cercanía a uno de estos fenómenos. Hace casi veinte años uno de mis mejores amigos me invitó a la casa y me mostró la colección de armas de su viejo. Estuve jugando con varios revólveres descargados, particularmente fascinado por una Colt 357 gigantesca. Al rato -después de que habíamos guardado las armas cuidadosamente- llegó el padre de mi amigo, un diplomático centroamericano, al que me presentaron y con el que conversé un rato. Una semana después voy a su casa y me encuentro un gran revuelo de prensa en la puerta del edificio, y mi amigo siendo atendido por unos paramédicos en una ambulancia. Traté de acercarme pero no me dejaron y pregunté qué había pasado: habían caído una fiscal y dos abogados a desalojarlos del apartamento (que era propiedad de la embajada de ese país, pero no sé por qué el tipo lo estaba usufructuando todavía) y el padre de mi amigo agarró ese mismo Colt y los mató a los tres. Después se fue caminando por la playa hasta la altura de Carrasco y se pegó un tiro en la boca.

Lo curioso es que es mucho más real y aceptable para uno leer sobre Hindley o Ed Gein que tener el más remoto contacto directo con ese tipo de violencia. Yo hasta el día de hoy no puedo creer lo que hizo ese panameño, en cambio no tengo ningún problema en creer en las monstruosidades de John Wayne Gacy. De alguna forma las últimas parecen literatura.

Agustin Acevedo Kanopa said...

Ballad of Hollys Brown es una muy buena candidata para la lista, pero principalmente me había enfocado en canciones inspiradas en asesinos verdaderos, o al menos conocidos (aunque a decir verdad, la historia de Hollys Brown tiene eso que también tiene Frankie teardrop, que es más bien una historia universal, pasible de haber sido registrada en más de algún lugar).
La de los Violent Femmes no la conocía -o al menos, no me acuerdo de ella-, pero había pensado meter Dahmer is dead, pero no era un tema que me gustara mucho.

Con respecto a la muerte cercana, a mi nunca me pasó en el caso de un asesinato, mas sí con una muerte accidentada -justamente, había hablado de ella en el anterior post-. HAce unos cuantos años reventé en una pelea de basketball a un tipo -muy desagradable, de paso- que posiblemente murió unos años después, víctima de una pseudodecapitación por asensor. Digo posiblemente, porque no sé si la víctima fue él o su hermano.
En fin, son de esos casos en donde la muerte parece demasiado cercana.

Phibrizoq said...

Genesis P-Orridge es uno de esos artistas (Diamanda Galás es otro ejemplo que descubrí recientemente) que cuando las veo en una foto o escucho su música, me dan la impresión de que son el individuo más enfermo y freak del planeta, pero cuando los escucho en entrevistas, me parecen tipos con una forma de pensar admirable y una coherencia en sus afirmaciones pocas veces vista en la gente. Personas que no me molestaría contar entre mis amigos.

En cuanto a lo de Neko, sí, amo a la virginiana. Ese tema es de lo mejorcito de Blacklisted. Sin embargo, "Star Witness", que también habla de un asesinato, aunque no de un asesino serial (se refiere a la muerte que presenció la propia Neko de un chico negro por parte de una pandilla, que quedó en el olvido y por la que nadie hizo nada), me parece bastante superior. De hecho, es mi canción preferida de Neko Case.

Walter Hego said...

Kano: Ah, no, pibe, no te metás con el Rey Esteban.

Y sólo por eso me permito corregirte y decirte que el grupo del finado García era Grateful Dead, no "Grateful Death". (Ya te lo había dejado pasar alguna vez, pero si le faltás el respeto a SK ...)

¿Hace falta que agregue ";- )"?

Diego Estin Geymonat said...

Me olvidaba de la bellísima Polly, de Nirvana.

(Bah, no es un asesinato sino una violación, pero igual es una balada hermosa)

Brunomilan said...

Como que no te gusto "It"? es uno de esos clasicos infantiles practicamente indiscutibles, obvio tal vez si la veo ahora es un bodrio insoportable, pero me acuerdo de haberme cagado bien en las patas en su momento (excepto el final ese de la araña, pensandolo bien creo que tenes razon en lo de King y los finales).

La cantidad de peliculas malas, llenas de cliches, y "vueltas de tuerca ingeniosas" de asesinos seriales, mas 3 temporadas de csi, law and order y etcs hizo que perdiera definitivamente esa curiosidad que despiertan los serial killers a todos en algun momento de la vida. "Zodiac" debe ser la ultima pelicula buena del genero.

Agustin Acevedo Kanopa said...

phibrizoq:
Las ideas de Genesis P-Orridge me parecen muy arriesgadas -casi al borde de desmantelarse por su propio peso- pero lo que pierden de estabilidad lo ganan en intensidad y audacia.
Throbbing Gristle (pero más que nada COUM Transmission) definitivamente es una de esas bandas -o lo que sea que ello sea-que me gustan más leer sobre ellas que escucharlas

walter:
Nunca me colgó Stephen King, hasta llegué a leer casi todo The Shining en inglés y lo tuve que dejar porque me parecía muy inferior en comparación a la película -gran error mío, el hecho de haberla visto antes-. Además, como que pareciera que el tipo le empieza a dar al ácido durante el transcurso de sus novelas, porque tiene de los finales más absurdos que he leído (no me acuerdo bien, pero creo que es un ejemplo válido: si no me equivoco, en la película de Misery la tipa le quiebra los tobillos al escritor; bueno, en la novela, King siempre parece animarse a más y la tipa le corta los pies).
Con respecto a Grateful Deat--Dead, no se preocupe, no volverá a pasar.

deg:
Ya sabés que, a diferencia del resto del mundo, me empezó a gustar Nirvana bastante tardíamente (a eso de los veinte años). Sin embargo, no puedo digerir casi ningún tema del Nevermind. Fue demasiado lo que me atomizaron mis amigos a mis quince años

brunomilan:
No te voy a negar que cuando tenía ocho, nueve años, me cagué hasta las patas con It, pero bueno, la cosa hay que tomarla con pinzas, después de todo, me cagué de miedo con Cementerio de Animales, y esa sí que es una película infame.
PD: También me asusté con Critters 5 (en el espacio), así que hágase una idea.

Walter Hego said...

Agustín: No vi la película, pero Pet sematary es de los libros más aterrorizantes del troesma King.

El gaucho insufrible said...

Lo último recomendable y original que recuerdo ver de peliculas sobre asesinos sin caer en los clichés de siempre ha sido "Memories of Murder" de un director coreano o chino, una excelente pelicula.
...
En papel, "A Sangre Fria" de Truman Capote no estaba nada mal para la época en la que fue escrito.
Supongo que en su momento debe haber sido casi repulsivo.
Hoy en dia es mucho más "normal".

Sobre el crimen y la muerte en general es mucho mas facil de digerir en libros y peliculas, normalmente la muerte (natural) es bastante menos glamorosa.

theremin said...

1) Justo ayer hojeaba la Historia de la Fealdad de Eco, (libro que intuyo genial, pero carísimo e innecesario a comparación de otros) y en una página al azar encontré "fisonomías típicas" de asesinos seriales del siglo XIX europeo. Rarísimo.

2) El silencio de los corderos (fuck! uno se acostumbró mucho a "inocentes", ahora escribo cordero y pienso en ricas costillitas y luego en Jodi Foster y luego en comerse a Jodi Foster...) es demasiado buena. No importa que no sea rara y lituana. No sé si hay otra película del género mejor.

3) ¿Alguien me puede explicar QUÉ es tan genial de Zodiac? En serio, no estoy siendo irónica, me pareció bien, pero ninguna locura. ¿Estoy mal de la cabeza?

4) En esa canción que canta Nick Cave con PJ Harvey, get down get down with Henri Lee, ¿se refiere a este Henri Lee? Es linda la canción.

5) La anécdota del epílogo podría ser un cuento.

5)

benito said...

"Country Death Song" es una canción tan siniestra que bien podría considerarse en joda -si no fuera porque Gordon Cano escribía sobre cosas muy jodidas en aquella época y Hallowed Ground es el disco más oscuro de los Violent Femmes-. El tema habla sobre un padre que acuciado por la pobreza y el hambre decide matar a la menor de sus hijas, llevándola hasta un pozo en las montañas y tirándola allí. La música -básicamente en dos acordes- va teatralizando las acciones. Para dar una idea reproduzco una de las estrofas:

"I led her to a hole
a deep black well
I said: make a wish,
be sure to not tell.
And close your eyes dear
count to seven
You know your papa loves you
good children go to heaven"

Con respecto a Death Valley '69, nunca pude decidir si Lydia Lunch arruina la canción o colabora con ella.

theremin: yo quedé totalmente deslumbrado con Zodiac y me hizo revalorizar a Fincher, a quién nunca le di mucha bola. Es difícil explicar por qué, pero es una película imposiblemente bien construída y actuada. Con una fotografía deslumbrante pero sutil, una reconstrucción de época perfecta y una elaboración de tensiones nada tradicional y muy asordinada. El problema es que es una película a la que la gente va esperando encontrarse con "El silencio de los inocentes" y se encuentra con "Todos los hombres del presidente".

Pero a mí hay algo que me deslumbra más que nada y es que, gracias a su fidelidad a la historia verídica, es la historia del fracaso de varios hombres dedicados, obsesionados y buenos. Y un fracaso sin moraleja, algo rarísimo de ver en cine pero, para mí al menos, muy conmovedor.

Robertö said...

"Hiciste bien en quedarte dormido".

Si uno ya estaba suficientemente cagado por la situación, que un tipo se te plante y te diga eso ya supera los límites de contención de cualquier esfinter.

Era chorro y malo ese, que lo parió.

Lo deben haber limpiado en las primeras de cambio.

Diego Faraone said...

Jo-der, qué buen post. Es la primera vez que me tiro por este blog, y debo decir, quedé asombrado. Mis felicitaciones.

Agustín, ya que sos especialista: si la viste, ¿qué te pareció la película Las horas del día? ¿Te resultó creíble el perfil del serial? Pregunto porque a mi me encantó la peli, pero obviamente, me dejó con unas cuantas dudas.

Hay un tema de Slayer sobre Jeffrey Dahmer: 213, ahora no sabría decirte si es bueno, pero de adolescente me gustaba mucho.
Y sobre lo último que comentás, te recomiendo muchísimo esta entrada que escribió un amigo, sobre el miedo y en fin, la parálisis que puede causar:

http://telojuroxkrimilda.blogspot.com/2007/10/el-tercer-hombre.html

Un abrazo. ¿cuánto tiempo te lleva hacer un post de este tipo?

Agustin Acevedo Kanopa said...

benito:
A mí Lydia Lunch siempre me cayó para el culo, pero creo que en este caso es una parte importante en esa situación onírica o delirantemente jodida en la que gira la canción.
Con respecto a Zodiac, también soy un fervoroso defensor del film, sobre todo por la fotografía -la luz parece prácticamente no existir, o más bien, existir a medias, como una mezcla entre noir y un cielo que parece propio de un invierno nuclear (recuerdo maravillado cómo contrasta en una escena el taxi amarillo con el entorno)-, y por lo mismo que decís en cuanto al film de un fracaso sin moralejas.
De los Violent Femmes escuché sólo el homónimo y el Rock!!!, algún día tendría que pegarle una escuchada al Hallowed ground

theremin:
De hecho, la situación última es parte de un cuento mío. Está basado en el relato del agradecido intruso, que me contó una compañera de clase.
Hoy en día lo releo y hay unas cuantas cosas que no me convencen, como cierto barroquismo del lenguaje -típico de cuando uno empieza a escribir- y el final, frente al cual hoy en día francamente optaría por uno muy diferente a ese.
Acá te lo podés bajar para leer.

robertö:
La historia, contada por mi compañera me dejó completamente impactado. Una vez conocí a su padre, y aquel suceso me revoloteaba una y otra vez por mi mente, no animándome a hablarle por una especie de respeto similar al que uno tiene por aquellas personas que vivieron verdaderas catástrofes.
En la respuesta que le dejé a theremin figura un link al cuento inspirado en tal suceso, que escribí a mis dieciséis años.

faraway:
Recuerdo haber visto parte de Las horas del día en la casa de mi novia -creo que era en TVE-, pero nos dormimos al poco tiempo por razones que no tocan al film.
Puede ser lo del tema de Slayer, pero en cuanto a Metal me confieso bastante ignorante.
(una cosa muy interesante y que me olvidé de mencionar sobre Dahmer era su fascinación por la guerra de las Galaxias y la idea de controlar a un humano como a un zombie, por medio de ácido directamente surtido al cerebro)
Con respecto al tiempo que me toman hacer los post, eso varía. En general los hago en tres días, pero en este caso había mucho de investigar y tratar de respaldar cosas que recordaba de otra época, por lo que me tomó casi una semana.

Anonymous said...

Todo bien pero Cementerio de Animales es buenísima. Obviamente es mucho menos arty, pero a su manera creo que es mejor que El Resplandor incluso.
Excelente post.

Agustin Acevedo Kanopa said...

Rodri:
Cementerio de animales mejor que El resplandor?

WTF?

Anonymous said...

Ja ja ja si, ya sé.
Aclaro antes que me encanta El Resplandor y soy enfermo de Kubrick. Perooooo...
Siendo como es Kubrick medio que se cagó en todo y la película en si es un experimento fallido ya que el género de terror evidentemente nunca le importó y la película no genera el efecto que debería. Los climas de la película están brillantemente logrados, las (sobre) actuaciones son atractivas y mirarla es un placer (siempre digo que si Kubrick hubiese decidido filmar una pared blanca con cámara fija durante dos horas yo hubiera sido el primero en sacar entrada). Pero algo falla, no conecta, uno no termina de creerle nunca a la película que se caga en las convenciones y en muchas partes importantes del libro y termina no siendo mucho, o al menos mucho menos de lo que promete ser (aclaro que tengo el poster de Nicholson rompiendo la puerta en mi cuarto).
Cementerio de Animales, a mí, me resulta mucho más efectiva. Es una película de terror muuuy dark, que yo no veo rídicula la verdad y que en su momento fue innovadora. Pero se ciñe al género que está tratando y no pretende ser otra cosa (que no está mal pretender trascender un género, sólo que El Resplandor no lo logra).
A King en general, por más que no me considero un fan, le tengo respeto. En sus primeros 10 o 15 años hay cosas que considero importantes (Carrie, Resplandor, The Stand, Cujo -enorme película-, y tengo que decir que para mi leer IT de adolescente fue una experiencia). Ahora es medio cualquiera lo que está sacando pero igual creo que se le da más palo del que merece (el se lo busca también, una vez se definió como "el McDonalds de la literatura").

Agustin Acevedo Kanopa said...

Sé más o menos la idea de la discusión que hubo entre King y Kubcrick, sobre lo de no entender el terror, etc. No hay que confundir suspense con sorpresa, habría dicho Hitchcock en esas famosas entrevistas que le hizo Truffaut. Ciertamente, yo asocio al terror más con la sorpresa. Por así decirlo, la diferencia entre sorpresa y suspense es la diferencia que hay entre abrir un ropero y que se te caiga un cadáver encima, y estar parado frente al ropero, sabiendo que contiene un cadáver. Obviamente, la segunda opción es la del suspense, que considero el género que más se asocia al género que maneja Kubrick en el resplandor. Ojo, entiendo la calentura de King, el tipo no respetó el libro, pero a mi parecer logró algo mucho mejor.
También otra cosa, las adaptaciones no tienen por qué hacerle justicia al material original, y ciertamente me parece mucho más interesantes las carnicerías que ha hecho Buñuel que las obras de Perez Galdos, que la misma obras en que se inspiró para hacer Nazarín o Tristana, así como Tarkovski, que sin cambiar tantas cosas a la obra de Stanislav Lem, hizo una película esencialmente diferente.
Para mi Cementerio de animales es una película horrible, porque su manejo del ritmo me parce malísimo, así como las actuaciones y, sobre todo, esa cuestión del pasado que atormenta al protagonista. El tema con Cementerio de animales es que tiene una calidad de b-movie, pero sin adecuarse al lenguaje de una b-movie. No es ni chicha ni limonada, a diferencia de otras películas mucho peores, pero al menos genuinas

theremin said...

agustín: excelente definición para cementerio de animales!! en ese caso, simplemente es mala calidad, sin muchos de los demás componentes del cine b.

a cualquier otra persona del mundo: NO se metan con El resplandor. I mean it.

theremin said...

Ahh, Agustín, estoy leyendo su cuento en este momento (luego de justificar el formato y cambiar la letra a Arial, jua!). Me encanta eso que decís del "cierto barroquismo del lenguaje", y lo noto en mis propios escritos. A los 15 años, por ejemplo, si tenía que decir que un chico era lindo, decía "era hermoso como un eclipse de luna", cosa que jamás diría hoy, claro.

Robertö said...

Faltó decir "no tenés por qué... valor"

Impresionante cuento Agustín.

Duroc said...

Buenas, Agustín. La verdad es que me he encontrado con un post bastante didáctico en el tema de los asesinos, y más. La verdad es que hay tanta tela para cortar que voy a quedarme con opinar quizá sobre la muy buena película que es "Zodiac" sobre la cual que habré escrito algo sobre ella por ahí, pero lo he perdido. Personalmente creo que Fincher era el indicado para hacerla. Y no falló. Siempre me caerá bien que un director se la juegue y sea creativo en el buen sentido. Yo lo veo como un comprometido con el tema Hitchcockiano de suspenso, y digamos, (como veo por ahí que se menciona The Shining), menos Kubrickeano. Porque sí, Kubrick fue tan grande que con un simple film hizo toda una escuela del tratamiento de la cámara en movimiento. Bueno, sobre Fincher, se metió en todos los detalles por haber el tipo... Fincher se hizo conocido en el mainstream no solo por dirigir videos jugados de Madonna, sino por otro film relativo, digamos "policial" para no ser tan abstracto en el tema, como Seven, luego manejó el suspenso con pros y contras en "The Game", film que admiré muchísimo, allá por 1998. De seven personalmente recuerdo haber ido con amigos del querido barrio Malvín a ver al Trocadero "El día de la independencia". Año 1996, tendría 16 años. Nada para objetarme. La cosa fue que la cola para dicho horrendo film (el cual nunca termine de ver luego de una piña del will smith a un alien y pa peor noqueandolo) taquillero era hasta casi la Plaza Cagancha. Y bueno, cruzamos enfrente, alejándonos del gran vulgo, entre las quejas de haber dormido la siesta de no haber llegado horas antes, a ver qué onda. Y zás! Seven, con los taquilleros Pitt y Freeman. El cine físico, poca gente, buen sonido. No hay mucho para opinar sobre aquellas dos horas en el cine, sin tener puta idea de a que me enfrentaba. Quizá a un capo como Fincher. Hoy en día no he olvidado un puto momento de aquella noche, la vuelta a casa, en mi cuarto, con los ojos cerrados mirando el techo. Sí, cerrados y mirando el techo. En fin, me fui al carajo, pero Zodíaco es la dirección contraria a este tratamiento de argumento. Casi 3 horas de un thriller a lo Chandler, a lo Hammett, no sé, yo los vi a ellos por momentos, en fin... La cosa queda abierta pero otras cosas se cierran hasta asfixiar a los que están detrás del Zodíaco. Bueno, yo tenía considerbales piques sobre el tema del Zodíaco y no estaba tan en las nubes para notar varios detalles del gran director que me parece Fincher. El film es por momentos espeso y si a uno sentado en el cine le puede parecer "lento", acierto para la idea del director. Lento fue el tema del Zodíaco en la vida real, que dejó en vela a una gran ciudad como San Francisco. Hoy en día se sabe que el Zodíaco sería presa facilísima. Pero eso sería jugar con el diario del lunes... Comparto lo que decís Agustín sobre la fotografía en la escena del taxi. Yo le agrego al tema de los interiores y decorados, esa sala de redacción del Chronicle, la parte del sótano y los crujidos en el piso de arriba... Y la confesión final: "Tengo que ver al menos una vez la cara del asesino". El dibujante cree en algo y va hacia él aunque cueste lo que cueste... Bueno, redondeo... y eso que no toqué nada de (para mí) su gran film que es FIGHT CLUB. Para terminar: Zodiac anda en los blockbusters a 120 pesos. Yo la compré a 250. Queda alguna por la vuelta. Ah, y no sé si tiene mucho que ver pero "Le temps du loup" de Haneke es un peliculón. No la bosta del remake de "Funny games" que hizo ahora. La alemana le pega 5000 vueltas. Y el soundtrack de Zodiac, otra mención. Con "Hurdy Gurdy" a la cabeza. Temazo y siempre presente. Antes de irme, creo merece una mención especial para los dos primeros comments de este post. Bizarro, rozando lo genial.

Duroc said...

Me pasé de letra, me parece. Para resumir: "Zodiac" me gustó. Saludos Agustín.

Walter Hego said...

There: ¿Cuál Shining? ¿El libro o la película?

Phibrizoq said...

Voy a decir una estupidez: qué linda suena la palabra "barroquismo".

Agustin Acevedo Kanopa said...

theremin:
Creo que el tema del barroquismo del lenguaje es porque uno cuando empieza se siente instado a escribir lindo, como una especie de barandal en la escalera que nos confirma que seguimos metidos en la literatura.
Un ejemplo de ello,

extracto de un cuento escrito en el 2003:
Lo que el anciano de apergaminado rostro hubiera visto entrar aquel jueves lluvioso no hubiera sido un ensopado hurón de proporciones descomunales, como vio a través de la cortina impune de sus cataratas, sino un ser muy diferente al animal, alto, de perfil afilado y ojos y cabellos oscuros como el azabache, pero idéntico en su condición de rata ahogada, recogida por despreocupados marineros.

extracto de un cuento escrito en el 2007:
Miró de reojo al vendedor, se agachó y tomó una revista Muy Interesante, pero en realidad le echó una mirada a aquella otra revista, Araceli González en la isla de Caras. Deslizó el dedo índice y se fijó dentro de la revista, con cierto pudor, aunque sin saber mucho por qué. Debía ser uno de los muchos, sólo que la mayoría de la gente lo hacían abiertamente, sin preocuparse mucho de que fueran observados. Alguna pierna desnuda, arena, no llegó a abrir mucho la revista, sólo llegó a leer algunos fragmentos de la entrevista escritos en negrita. Araceli contaba que ella sólo podía ser una mujer fatal con el hombre a quien amaba

robertö:
Me alegro que le haya gustado. Igual, hoy en día hubiera optado por otro tipo de final, pero por alguna razón me niego a cambiar mis cuentos.

duroc:
zodiac es genial.
Por alguna razón, por la época en que salió Seven, se había generado una extraña disputa entre los defensores de la película de Fincher y los de Los sospechosos de siempre. Yo me tiré a la segunda -que me sigue pareciendo excelente-, y por más que, pensándolo un poco, es injusto estar midiéndolas entre sí, siempre cuando pienso a una de ellas es bajo la sombra de la otra.
Con respecto a Fight Club, cuando la vi de adolescente me fascinó y fue una de mis películas favoritas, pero con el tiempo le he encontrado algunos detalles de lenguaje audiovisual que me parecen un poco efectistas, así como el final, que por aquellos tiempos seguía pareciendo ligeramente sorprendente, pero que ahora terminó resultando trillado.

Anonymous said...

Creo que esta es mi primera vez posteando algo en degollando cisnes. Qué personaje parece ser el tal Jacobo. Siempre hay personajes así por la vuelta. En mi barrio no era un compañero de clase, sino el hijo del almacenero que por aquellos años tenía historias de fantasmas sentados con sus espaldas apoyadas sobre las puertas y otras bastante menos creíbles. Lo que me gustó de este post es que no conocía algunos de los asesinos mencionados. Saludos.

p.d: duroc, por esas cosas de la vida: ¿vos sos el que escribe en Montevideo.COMM? Junto a la columna de Font, lo único bueno de ese portal. Saludos ;)

Julián Sick said...

"entorno friki-discutidor" es la conj8nción de letras más maravillosa a la que me he enfrentado.
Ah, del post? Me pareció largo, en general más de 3000 caracteres (con espacios) ya me parece sobrehumano.
Hay una calle, Férnandez Crespo, donde venden pila de cosillas de mimbre. No sé si son baratas, pero hay lindas, eh!

Julián Sick said...

ATENCIÓN A TODOS!!! RODRI SABE CUÁL ES EL EFECTO QUE DEBERÍA HABER CAUSADO LA PELÍCULA EL RESPLANDOR!!!

QUÉ SALADO, BO!
QUEDÉ DE LA CARA, LOCO!!!

CITA TEXTUAL: "la película no genera el efecto que debería"

AHORA, LO QUE SE DICE EFECTIVA EFECTIVA, JFK, YO NO LA HE VISTO, PERO ME DA TERROR SOLO PENSAR EN SENTARME A VERLA.

Agustin Acevedo Kanopa said...

pollard360º:
Hay ciertos personajes a los que uno realmente no cree que aquello que dicen sea verdad, pero que prefiere ser engañado por el sencillo placer de escuchar sus historias.
En cierta medida en mi infancia lo había sido Jacobo. Hoy en día el lugar lo ocupa Francis, un compañero de facultad que también conoce DEG, y que tiene un compendio babilónico de las mejores anécdotas jamás contadas.

benito said...

Yo no sé si El Resplandor asusta hoy en día tanto como en su momento, pero en todo caso sigue siendo tremenda película. Cementerio de animales es menor pero coincido en que es de las cosas más aterradoras que se hayan filmado nunca.

Lo que me parece notable de la película de Kubrick es que K. le sacó todo lo que estaba de más en el libro (casi todos los libros de King en algún momento se van al carajo), y mejoró muchísimo la historia. Pero King se enojó muchísimo y dijo que la versión era una mierda, y años después produjo e hizo filmar una mucho más fiel al libro -con el final con los monstruos vegetales y el mensaje de amor- y, lógicamente, es una mierda.

Recuerdo que la revista El Amante realizó, en el año en que Kubrik murió, una especie de campaña de desmitificación de Kubrick, asegurando que era el cineasta más sobrevalorado de todos los tiempos. Que vayan a hacerse dar: en los dos últimos meses vi de nuevo Paths of Glory y por primera vez Barry Lyndon. Kubrik era Pelé.

mg said...

Muy bueno el post.

Me fascina el tema de los asesinos, aunque no hasta el punto de poner una foto como la de Chikatillo en la pared del cuarto.

¿No daría para hablar de músicos que se convirtieron en asesinos?

mg said...

Otra cosa: ¿Qué (no quién) carajo es Genesis P-Orridge?

theremin said...

Walter Ego: la película.

Agustín: exacto!! Justo de eso hablo!!
Revisemos los adjetivos y descripciones.
2003: apergaminado, ensopado, afilado rostro, cabellos oscuros como el azabache.
2007: los adjetivos no existen, menos aún las palabras complejas, alguna pierna desnuda, arena, los fragmentos en negrita.

A qué se deberá este giro hacia lo simple? Hipótesis: uno ya conoce La Literatura seria y barroca, ya leyó Crimen y Castigo, La insoportable levedad del ser y La Metamorfosis. Ya leyó Shakespeare.
Ya se empalagó de descripciones ensortijadas y frases de diez renglones llenas de vueltas. Ya no necesita demostrar lo que conoce. Ya llegaron Kerouac, Paul Auster, Henri Miller y Dani Umpi. Creo que tiene que ver con eso. Uno ya sabe más quién es y qué hace y no necesita encerrarse en esos lugares terribles. ¿Qué opinan ustedes?

Duroc said...

A mí con Stanley Kubrick me pasa algo digamos de "fidelidad", a medida que pasan los años. Hay que tener su colección completa. No sé si para mal (a mí me ha dado invalorables frutos) pero "tengo con gusto la camiseta puesta". Para mí Kubrick al hacer "The shining" pagó un tributo en cierta parte a "La sangre de un poeta", de Jean Cocteau, pero muy entre líneas. Igual hay mucho más que eso y no pinta saturar sobre el tema. Al hotel del film tendrían que haberle dado el Oscar como "mejor actor". No me jodan. Y sobre lo que dijeron por acá que Kubrick fue Pelé, yo iría a más: para mí es todo el equipo de Brasil de 1970. No sé, más allá de su sincera maestría, levantó a tipos jodidos como Ryan O' Neal; sus films tienen quizá los quiebres más zarpados de la historia del cine desde mi punto de vista: (el mayor salto de la historia audiovisual en tiempo y espacio: El hueso del primate al aire y se convierte en Nave, 2001; y demás; donde incluyo la muerte del borreguito de Barry Lyndon con esa marcha fúnebre (oda a la luz natural ese film y fiel reflejo de otro Universo), ni hablo del salto de la colimba, con el auto-shot de Onofrio, a las calles de un tibio Saigón prostibular, donde luego se ve al Kubrick más Jungiano con ese gran final. Jung fue un tipo al cual la obra de Kubrick le rinde mucha bola y eso me parece muy correcto). Siempre me intrigó la admiración de Kubrick hacia personajes como Goebbels y Napoleón (de este último, la misma Francia puso a disposición del director hasta su espada de la batalla de las Pirámides y otras reliquias). Como "canilla libre" para filmar en las salas de Napoleón del Louvre. Ambos proyectos, como su idea de film sobre el Holocausto Judío nunca vieron la luz. Además sus primeros films son brutales, la época que culmina en "Paths of glory", hablo. George Scott, Sellers, Mason, Douglas, Mc Dowell, Nicholson, Duvall... hasta hizo inolvidable al capo cómico del general de "Full Metal Jacket", que hoy en día se abraza de ese personaje hasta cuando vomita en el water-cló de su casa. Algo similar a este sentimiento me ocurre con Hitchcock. Kubrick, por más que se haya creído él mismo tan ajedrecista, para mí tenía más carne. Los años están de su lado.

pollard 360º: Sí, soy parte de la columna.

theremin: Ojo con eso de "giro hacia lo simple" en términos literarios. Yo soy un acérrimo defensor de cierto barroquismo, pero no empalagador. Anotenmé un poroto de ese lado. Igual la buena literatura se ve por sí misma y se sabe que es atemporal, generalmente. Creo que cierta literatura que comenzó buscando "ir hacia lo simple", simplemente terminó intentando "calcar libros". Y sobre esa enumeración que junta a Kerouac con Umpi, espero no sea de anti-barrocos. Kerouac tiene muchas cosas de lo que a veces se denomina como "barroco" (la descripción de New Orlèans y la changa de marinero en SanFrancisco son dos ejemplillos), ya que es hijo de Whitman. Salu.

theremin said...

duroc: jajaja!! ya sé!! fue a propósito esa enumeración, una auténtica barbaridad sin dudas. Debe ser que es lo que vengo leyendo. No sé a qué llamarás vos "barroquismo", creo que hablamos de cosas distintas, personalmente, no me refiero a las descripciones exhaustivas ni a las historias complejas, (que sin duda Kerouac tiene y supo hacer muy bien) sino a una cuestión mas sutil y caprichosa, que no estoy tan segura de poder explicar. Quizás no se trate de un giro hacia lo simple, sino más bien al abandono de un cierto clasicismo de Altas Letras que, al menos a mí, me aburrió hasta las lágrimas.
Por último, si bien es cierto que la buena literatura se ve por sí misma, no coincido con tu idea de que sea "atemporal", no sé a qué te referirás, pero creo que nada lo es, especialmente ninguna manifestación artística.
Slds.

Agustin Acevedo Kanopa said...

Hay una diferencia entre el estilo de los clásicos y los bizantinismos en que cae uno al comenzar a escribir. Personalmente, yo recuerdo la idea de que la literatura debía usar palabras más bellas que otras, y aquello, ahora que lo leo de vuelta, no es más que un lujo estéril -aunque ojo, hay cosas que me siguen pareciendo buenas de esa primera época.
Creo que además de cierta confianza y oficio que fui adquiriendo, ese barroquismo del principio también se debía al deseo de imitar a mis maestros literarios, que en ese caso, eran los latinoamericanos, especialmente los sesentistas (García Márquez y Carpentier son un ejemplo). Sin embargo, después me fui inclinando hacia los norteamericanos, y con Kerouac, Bukowski, Carver y Selby jr me cambió bastante la forma de concebir el lenguaje en tanto artístico. Creo que lo que me pasó fue que, al menos temáticamente, me fui identificando más con el Frisco de los beats, que con el Macondo de GGM, y con eso, fui incorporando parte de ese cambio de lenguaje

Con respecto a la lista de theremin, yo también me manejaría con cuidado, porque Dani Umpi es ciertamente barroco, aunque es un barroquismo temático, más que formal. Al fin de cuentas, ¿qué es la escritura camp de Umpi -que no me cuelga mucho- sino un barroquismo pop?

benito:
Sí, una vez me puse a ver esa película y era un ejemplo de autorreferencia tan absurda como la vez que Zappa quiso crear una orquesta con vientos y cuerdas digitales, por no conseguir músicos de cámara que pudiesen adaptarse a sus pires.

mg:
Si se refiere a lo sexual, Génesis P-Orridge postula la pandroginia, en la que realmente pueden haber elementos tanto masculinos como femeninos. La idea principal es ir al corazón mismo de las serializaciones, y no hay binarización más vieja y fundamental que la de los géneros.

theremin said...

está bien, está bien!!! no dejaré fluir tan libremente a mi consciencia la próxima vez... veo que me meto con personas más escrupulosas (y probablemente más conocedoras) que yo... está bien.

¿te parece barroco umpi? puede que haya algo de eso en su ser kitsch.
por otro lado, claro, en general todos empezamos leyendo a los latinoamericanos, luego en mi caso pasamos a los clásicos de los clásicos, después cortázar, roberto arlt y algún otro,(que por muchas razones no incluiría dentro de los latinoamericanos) y después de a poco se da el giro hacia los estados unidos, el cual es definitivamente un cambio sustancial en la manera no solo de escribir, sino también de leer y pensar el lenguaje.
en definitiva, en lo que sin duda coincidimos es en eso que decís, que cuando uno es pendejo y quiere pararse frente al mundo como persona que escribe, necesariamente tratará de imitar a las grandes autoridades, (lo cual como ejercicio me parece que está bien), y luego ya siente la libertad de dejar de hacerlo, lo cual también está bien, ya que ahí se reflejan las verdaderas influencias y se va delineando un "estilo" más propio.

Anonymous said...

Por ahí nos soy una de esas personas que toman en cuenta las opiniones cinematográficas (o de cualquier otro orden)de gente que decide identificarse con una foto del malo de matrix.
Pero bué, así soy yo.

Anonymous said...

Un poco más en serio, obviamente que no era la idea comparar "de verdad" a El Resplandor con Cementerio de Animales, las diferencias en presupuesto y talentos involucrados es demasiado grande. Nada más que para mí El Resplandor, que es considerada universalmente como "buena", está un poco sobrevalorada y Cementerio de Animales, "mala" y "barata" para cualquier crítico de los que se pretenden serios tiene bastantes más meritos de los que aparenta. Y también coincido con que la versión "King" es un bodrio insufrible, y que cada decisión de Kubrick parece justificada en comparación.
Ta, prometo dejar de atomizar con esta pelotudez.

Brunomilan said...

La que es indefendible es "Tommyknockers" (o algo asi), lejos una de las peores peliculas que vi en mi vida ("Hemoglobina" tambien anda por ahi).

Agustin Acevedo Kanopa said...

Ustedes no pueden articular el adjetivo "peor" con el sustantivo "película" si no vieron Plenilunio, de Ricardo Islas.
DEG la tiene para bajar, por ahí...

Anonymous said...

Buen post, al menos lo que leí, dado que su extensión supera mi capacidad de concentración por estos días.

Agustín, no podría haber mejor momento para traer a la memoria al mítico, formidable y bombástico Ricardo Islas. Si creían que lo peor ya había sido filmado, se equivocaron, fuentes fidedignas me comentaron que el viernes pasado se estrenó "Montevideo Fantástico", flamante horror en celuloide, dirigido, y posiblemente producido, guionado y protagonizado por Islas.

Agustín, DEG, Weg, hay que conseguir esta maravilla cuanto antes, no quiero morir sin verla.

P.D.: si no existiera Plenilunio, "peor" sería una palabra débil.

Unknown said...

Plenilunio es atorrante, es berreta; malo-malo es En la puta vida o cosas así que tenían guita para no ser berretas y son una porquería, son cosas distintas. Vamos muchacho' que ustedes saben perfectamente la diferencia.

Agustin Acevedo Kanopa said...

Sí, uno podría oponer lo malo malo con lo pretencioso, o desaprovechadamene malo -que suele ser muchísimo peor- pero de todas formas, en Islas, y especificamente en Plenilunio y Mala Sangre, hay una estupidez en bruto, algo tan malo que incluso lo separa de las adorablemente malas películas de Ed Woods.
Siguiendo con las películas malas, me cuesta creer que haya algo tan horrible como Dreamcatcher, siguiendo con las abominaciones inspiradas por Stephen King

Duroc said...

No vi "Plenilunio". Pero ayer, martes, dieron una película bastante buena en el Complejo Troya. "Misfits en Montevideo", se llamó. Con los actores Jerry Only y Robo. Duelen algunos moretones todavía. Tocaron grandes éxitos, sorpresas, al repalazo y con admirable consistencia, donde no faltó la explosiva "Six pack" de la gran bandera negra. Qué buena película la de ayer... Fue una linda "slasher" y siempre está bueno cruzarse en ciertos borbollones físicos a algún tipo con una buena remera del ju-ga-d
i-si-mo disco "Family Man". Saludos.

Anonymous said...

Me corrijo: entendí mal, el nuevo error de Islas se llama "El día de los Muertos", Montevideo Fantástico es el ciclo que la exhibe.

Era de suponerse, "Montevideo Fantástico" es un título demasiado audaz para alguien con la filmografía de Islas. "El día de los muertos" es un título mucho más coherente, anticipa lo lapidario del film a cualquier espectador.

mg said...

¿"El Día De Los Muertos"? Original este Islas para titular sus películas...

Saludos.

PD: Cierta entrega de premios me alegró inesperadamente el día. Felicitaciones a quien le corresponda.

Anonymous said...

acústico la japi
fue eléctrico y al palo
vamos Pez

"hoy fue rock pesado, mañana heavy metal" Fósforo dixit