A pedido del público se estrenan en cartelera dos magistrales films que el común licántropo y el grotesco ciudadano encontrará avasallantes. Una vez más se comprueba la frase de Fritz Oestron en su obra poco conocida, pero igualmente brillante, "Sobre continuidad existencial y perchas de metal": "Una media y una flor, por algo todos los turcos son jorobados y yo no pienso ser el primero en untarles con manteca sus muslos traicioneros. Ave Fenix de los enmantecados!!!"
Thor: a todo gas (****)
Solo una película pudo en la historia del cine combinar transexualismo, viajes en el tiempo, estudios de contabilidad y... Ninjas.
John John Johanes (Mathew Perry) es un contador frustrado que en sus ratos libres combina el scrabble con su fetichismo por las sillas giratorias. Es así que un día, en una de las tantas citas que se da en un club nocturno que junta a gente de todas partes del mundo que comparten su fetiche, conoce a Dolly Parton, en su más convincente trabajo como Thor, un transexual cyborg que tiene bajo su mando un ejército de ninjas homosexuales y travestidos recolectados de todas las eras que ha atravesado la historia. Parece que J.J.Johanes tendrá que vencer solo a este ejército que planea subsumir a toda la tierra bajo el iracundo imperio de Flipper, una belicosa y escurridiza glándula de tiroides que no simpatiza para nada con las nociones que tiene la humanidad sobre la vida, las normas sociales y los pantalones Capri. Como si esto fuera poco, JJJ descubre que su hijo, Rodney (Ian Mc Kellen) forma parte también del ejército de cyborgs travestis. Es ahí cuando la mera lucha por salvar al planeta se convierte en la conmovedora historia de reencuentros, confesiones y amargamente dulces reconciliaciones.
Una película tanto para los amantes del cine de acción tanto para los amantes de la anatomía, y de las películas que tocan el fondo del corazón
Sunday, February 26, 2006
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