Nuestros temas felices
Lagañas de ámbar encapsulando al sueño como pequeños mosquitos prehistóricos. Sábanas calientes lamiendo extremidades. La alergia matutina, la nariz aguada derramándose saladamente hasta el labio. Resaca desalcoholizada, de esas en que el aire arde y la luz duele mucho más. Una camiseta del Tago Mago que ofició imprevistamente de pijama. El sudor de un domingo de diciembre (sí, ya: diciembre). Y el sueño, el sueño omnipresente, pero la certeza de que ni siquiera dormir era una buena forma de hacer pasar el tiempo. Vamos a convenir que no es una forma buena de empezar cualquier día. En esas ocasiones lo mejor es pegarse una ducha, quitarse todo sedimento de lo que pudo ser la noche y el sueño anterior (algo de unos perros atacando a una chica por las inmediaciones de un faro) y volver a la cama, un poco menos tibia que antes. Sin embargo, había vacío y colita de cuadril en el noveno piso, y el deber familiar llamaba (soy uruguayo pero nunca me fascinoooo el asado). Dos y media de la tarde. Toda la familia ya estaba despierta, lavándose los dientes, discutiendo por una calza, apurándose mutuamente, desarrollando sus actividades de seres vivientes. Me encerré en el cuarto. Nunca fui un tipo de humores, pero eran demasiados términos a favor de una ecuación desastrosa. En el suelo: dos camisetas, un calzoncillo envuelto en esa Yamaha EG303 que nunca llegué a tocar convincentemente, algunos apuntes, papel higiénico hecho bolitas, la caja del Icky Thump (milagrosamente intacta). Como primera actividad del día, decidí poner algunos discos sueltos en sus respectivas fundas, y colocarlos en mi particular orden que muy poca gente comparte (orden de gusto ascendente y según manecillas del reloj, cuanto más a la derecha, más ponderado). Cuando voy a poner el Daydream Nation en aquella caja con la imagen de la vela encendida digo, ¿por qué no? Pongo el disco, suena Teenage Riot. Aparece el intro de las guitarras, luego la voz de Kim Gordon (spirit desire/spirit desire/we will fall). Me quedo parado, de calzoncillos, observando el parlante. Mi madre entra a prepo en el cuarto, me grita algo que no sé si es una orden, una puteada o una felicitación, y cierra la puerta. Cuando se termina la intro, las guitarras encarnan en su presencia definitiva, resulta imposible no mover la cabeza y los hombros, balancearse espasmódica, pero suavemente ante la batería de Shelley, subir el volumen a 80, hasta que todo el cuarto es un globo aerostático relleno de ruido. Uno se tienta y termina siendo un aspirante al campeonato de guitarra aérea, con una Fender Jaguar invisible colgando bastante bajo, aporreándola, encajándosela contra la cadera. Me quedo de calzoncillos mirando el parlante latiendo como un corazón plateado, me quedo cantando sobre la voz de Thurston Moore “He acts the hero/he paints the zero/in his hand”, y me quedo en ese autismo de 6:58 min, aún cuando mi madre regresa hablándome sobre carne, decibeles, duchas y vecinos. Pronto me olvido que es domingo, me olvido de las lagañas y de la ropa pegajosa, dándome cuenta de que no podría estar haciendo otra cosa.
Cómo puede ser que una canción pueda saltear la cotidianeidad, el malestar físico y los sentimientos de inutilidad de una, sin análisis de la transferencia, sin asociaciones y sin fármacos. Sólo se necesita eso, Teenage Riot a todo volumen, entrando por las orejas, por las costillas, por el riñón. Son esos momentos en los que súbitamente, uno entra en el extrañamente epifánico descubrimiento de su felicidad.
Pero la felicidad, esa palabra. Hubo un momento traumático, podría decirse fundante en mi pubertad, mientras veía a Nacional dar la vuelta por el Estadio Centenario. Entre los festejos me vino el peso en el estómago, la náusea de darme cuenta de que aquel era un momento de felicidad, pero que el equipo no saldría campeón todos los aperturas y clausuras de la historia por venir, y que aquella felicidad iba a convertirse en recuerdo en el mismo momento en que entrara al auto, dejara unas monedas al cuidacoche y nos volviéramos con mi padre escuchando al Toto da Silveira. En fin, una de las primeras e impactantes nociones de que la felicidad no es más que un complicado patchwork de alegrías y tristezas, con las costuras a la vista y lleno de sietes sin zurcir. Parece una berretada filosófica, pero fue un sentimiento intenso y –remarco- fundante, tan violentamente verdadero como el momento en que nos llega la noción de que nuestros padres posiblemente morirán antes que nosotros.
Nunca fui una persona que buscara en la música un suplemento para su tristeza. De cierto modo, tratar de encontrar algo que levantara el ánimo en una canción, una película o un videojuego, en cierto modo era una manera de bastardear a la tristeza, negarle la dignidad que le corresponde, tratar al arte como una prostituta veterana pero cumplidora. Es más, en la adolescencia aquellos momentos de padecimiento eran intuitivamente buscados y recurría a la música a menudo como un mero vehículo de conmiseración. Creo que, como dije en un post de julio, en esa pequeña herida sin plaquetas que quedó, el punk entró como anillo al dedo. Sonic Youth abrió la puerta, y después entró Glenn Branca, Joy Division, Bauhaus y todos esos pibes tan poco amigables. Sin embargo, aún dentro del punk hay toda una serie de temas que son de por sí muy felices, más allá de lo que hablen (¿cómo no sentir el impulso de bailar escuchando “Natural’s not in it” de Gang of four?), e incluso temas de por sí homogéneamente agradables, e incluso hermosos (sin ir muy lejos, algunos temas de los Ramones, los Pixies o los Buzzcocks).
Sin embargo, este año fue cualitativamente diferente con respecto al tratamiento de la felicidad en la música. Podría decirse que el 2007, aún entre la escucha de bandas Hardcore y cosas más bien oscuras, fue mi año de reconciliación con el pop, o mejor dicho, con los temas melódicos. Bandas y músicos como Belle and Sebastian, Elliot Smith, Ariel Pink, Carmen SanDiego, o incluso Pavement hubieran sido impensables por el Agustín del 2006, alguien que consideraba que bellas melodías era sinónimo de palomez, como si hubiera un decálogo escrito en piedra de lo que debe sonar y hablar el rock.
Pero incluso definir un tema como alegre es un punto más complicado de lo que parece. Debo confesar que sin tener una gran capacidad de entender una letra sin tener trascripción de la misma al lado, la alegría de un tema suele entrarme por la melodía, y en base a esto, puede generarse bastantes trampas. Por ejemplo, hay temas de bandas como Belle and Sebastian que son una hermosura, pero si uno va a las letras, lejos de lo que uno podría pensar, como pasa con Ease your feet into de sea algunos resultan ser temas auténticamente tristes (no cito a los Arab Strapp, porque ahí si que es un bajón, por lo menos las composiciones del Philofobia). Incluso, volviendo al ejemplo de Gang of four, es difícil pensar en letras tan abiertamente combativas y de izquierda, y sin embargo el ritmo de esa guitarra en staccato es imposible de resistir, siendo un tema que podría alegrar a la fiesta más burguesa y paqueta que podría armarse en Lotus o en un yate anclado en la isla Gorritis. También suelen ser igualmente tramposos aquellos temas en donde la felicidad que irradian se vuelve demasiado autoconsciente. Es quizás un problema particular que veo en el ska o en el reggae actual, en donde subsiste tal necesidad de irradiar buena onda, que termina por resultar en un mero ejercicio de felicidad completamente vaciado de sentido. Aún igual, temas que en su rúbrica contenían un cierto desenfado alegre y auténtico pueden ser víctima de un vilipendio espiritual del mismo a manos de una difusión carente de toda ética o sentido común, volviéndose por difusión y constancia en un producto frío y soso (no olvidarnos el tema paradigmáticamente alegre que es Walking on sunshine de Katrina and the waves, segmentado, mutilado, empaquetado y distribuido como un verdadero producto cárnico por propagandas como la de Movistar y otras).
En fin, hacer una selección de los temas más alegres, una especie de cama elástica al fondo del abismo, es una tarea ardua que se contamina (o se nutre, como ustedes quieran) por la propia experiencia personal de uno, y donde eclosionan simultáneamente muchísimos criterios en juego.
En una iniciativa sin precedentes en este blog, compuse un compilado de los temas más felices que hayan existido (o al menos haya escuchado) en mi vida. Abajo les dejo el link, en el cuál podrán contar con los temas en formato mp3, y posiblemente luego, en la sección de comments, un enlace para bajar una tapa y contratapa que estoy diseñando. Inconscientemente con este disco estoy tejiendo la red debajo del trapecista, consolidando un material que al menos a mí podría hacerme bajar sin negociadores del pretil de un edificio. Esto es Felicidad encapsulada, pura, sin destilar.
Disco:
Rompa el vidrio en caso de estar triste Vol. 1
Bajar del tema 01 al 09
Bajar del tema 10 al 17
Temas:
01-Sonic Youth- Teenage riot
02-Dinosaur jr.-This is all I came to do
03-The chills - Look for the Good in Others and they'll See the Good in you
04-The Replacements-Bastards of young
05-MC5- Kick out the jams
06-My bloody valentine- when you sleep
07-Sophie Ellis Bextor-Mixed up world
08-PoP-Pop goes my heart
09-Wreckless Eric-Whole Wide World
10-Jaime sin tierra- Carretera a 80
11-Guided by voices-Motoraway
12-Gorky’s Zygotic Mincy-Spanish Dance Troupe
13-Robyn Hitchcock-1974
14-Dave Matthews band-#41
15-Belle and Sebastian-Ease your feet in the sea
16-The Radio department- Keen on boys
17-New Order- Celebration
Viendo la lista, se pueden sacar un par de conclusiones:
Hay una supremacía bastante remarcable de los circuitos pertenecientes al por antonomasia llamado indie rock. Tenemos a Sonic Youth, Mascis y sus amigos (si es que Barlow puede ser considerado su amigo), The Chills, The replaceents y, bueno, en realidad casi todos están dentro de esa veta bastante indie, con algunas excepciones nítidamente pop como Sophie Ellis Bextor, o el ala más hardrockera de la lista, comandada por los motherfucking MC5. Es interesante esta elección de género, ya que es una idea compartida con mucha gente de mis alrededores. Incluso, navegando por los blogs, parecería haber ciertas bandas que se articulan como un saludo masón que abre las puertas a una cofradía secreta de adoradores de la misma música, una hermandad tácita, sin decálogos ni estatutos, pero arácnidamente elaborada a través del enmarañado mundo de la fibra óptica.
Como toda lista, hay ausencias visibles, ausencias de auténticos estilos que pueden generar estados de verdadera ataraxia, como puede ser la bossa nova, de la cual confieso saber muy poco hasta la fecha. Incluso dentro de circuitos en que nado más suelto, faltan algunas bandas que habrán musicalizado el mejor momento de la vida de muchas personas, como pueden ser los Pixies, The Magnetic Fields o Wire. Incluso, una banda tan deprimentemente catalogada como The Cure, resulta ser bastante variopinta, y tiene temas auténticamente hermosos e incluso alegres (sí, el término es bastante engañoso, hay canciones que detrás de su apariencia más bien dulce y regresiva, esconde un mensaje más bien macabro, como puede ser “Close to me”).
De toda la lista, el tema feliz por excelencia creo que sería "This is all I came to do", un tema del que hablé en este post, y que recalco que de haberlo escuchado en mi adolescencia, sería una persona completamente diferente. Hablando precisamente de adolescencia, hay muchos criterios que puede a una persona generar estados de euforia un tema, pero sin lugar a duda, uno de los motores principales para generar tal tipo de sentimiento, es la sensación de ser llevado por una canción a una época de tu vida que viviste, o en mi caso, un período de mi vida que quizás me gustaría haberlo vivido de otro modo. Efectivamente, temas como Teenage Riot, This is all I came to do o Look for the Good on the others... me remontan a un pasado ficticio que me gustaría haber vivido, una adolescencia ideal en la que me hubiera soltado más, donde podría haber escuchado esta música, la cual en aquel entonces estaba completamente fuera de mi conocimiento. Es Agustín en su version más proustiana, en busca del tiempo perdido. Es decir, siento una verdadera debilidad en lo que se refiere a ciertos himnos generacionales, como el tema Bastards of young, esa hermosa canción en la que Westerberg dice todo lo que tiene que decir una canción adolescente, y gritando a garganta picada como muy pocos lo pueden hacer. Curiosamente, es un sentimiento que emerge en muchas personas, que me hace recordar a algo que me dijo mi primo sobre un tema que está lejos de estar dentro de mis favoritos, pero que igualmente comprendo: Lucas considera que siempre que escucha 1979 de los Smashing Pumpkins le viene nostalgia de una vida que nunca vivió. Creo que es exactamente lo mismo que me pasa con algunos temas de esta lista.
Otra punta por la cual entender la selección es, no tanto el potencial de bienestar como un algodonoso sentimiento de homeostasis, en el cual se disipan todos los temores (la versión aterciopelada de la felicidad), por otra más activa, más apuntada al factor euforizante de la música, aquella que nos hace saltar, destruir hoteles y do it in the back sit (la versión en cuero de la felicidad). El tema por excelencia en este caso, según mi humilde opinión, es el de MC5. Ya desde el momento en que escuchamos el Kick out the jams motherfuckkeeeeer!!! un parásito se instala en el lóbulo frontal, se transporta eléctricamente hasta el cerebelo, nos hace perder la coordinación motora, tenemos que saltar, arrojarnos desde terrazas a piscinas, mear en adolescentes borrachamente dormidas en fiestas de quince, vomitar de felicidad desde el balcón para descapotables estacionados. No creo encontrar una canción que concentre de mejor manera la herencia dionisíaca del rock, siendo potencial desencadenante de esas euforias que duelen al día siguiente, adentro, arriba y abajo.
Hay gente que no puede separar la concepción misma de felicidad de ciertas estaciones. La estación elegida par excellence es el verano, aunque ciertamente yo prefiero la primavera. Un tema auténticamente primaveral es When you sleep, de My Bloody Valentine, un tema que puede convertir a los aguijones peludos de los plátanos en un hermoso útero dorado en el que nos quedamos flotando. Ninguna alergia, conjuntivitis o angustia sexual por los escotes emergiendo del frío y la lana del invierno, puede empañar el estado de bienestar que genera aquella ola de distorsión de las guitarras de Fields y la carnicera Bilindia.
Sin embargo hay un tema que sí se escapa del poder concentrador del equinoccio de septiembre, siendo marcado a fuego con el sol del verano, la playa y todos aquellos estereotipos:
Sophie Ellis Bextor es un fetiche, lo sé muy bien. La mina prácticamente no es humana, con una belleza abrumadora que la hacer parecer más un T1000 de porcelana que una mujer de carne y hueso (¡por favor, esos pómulos!). Desde la primera vez que la vi siempre me obsesionó, como una encarnación de algo prefabricado, pero igualmente adictivo, como la última droga sintética. Es imposible no pensarla como el experimento malévolo de un científico británico dispuesto a esclavizar a todo el género masculino. Es de aquellas bellezas tan virginales como malignas que tienen sólo ciertas niponas. Y aún así, cuando uno podría pensar que aquello es algo que sólo queda en un fetiche visual, también sucede lo mismo con la música. Las melodías, las letras, la puesta en escena, la mezcla de los discos, detrás de todo aquello debe haber un equipo interdisciplinario de médicos, físicos, semiólogos, músicos y psiquiatras de Viena, que deciden en coloquios bianuales cómo será el nuevo disco, el vestuario, determinado hi hat en una canción, la forma en que Sophie pronunciará lover, el carmín que usará al pronunciar esas palabras. Todo está medido, y todo sale así de redondo. Es así que no es excepcional que la tipa haya logrado algún que otro tema que logra quedarse enquistado en la mente, que una vez escuchado se introduce mitocóndricamente en lo más profundo de nuestro ser. Siempre consideré a la música de verano (quizás algo despectivamente), como música con la que uno puede imaginarse a una mina caminando por una pasarela. En este tipo de temas, entran como anillo al dedo canciones más bien pedorras como Can’t get you out of my head de Kylie Minogue, pero este es uno de esos extraños casos que zafan. Mixed up world es una canción fresquísima, que puede convertir un 76 repleto de hinchas sudorosos de Rampla Juniors en un oasis de agua cristalina con olor a aloe vera. Es un producto maquiavélicamente pop, diciéndonos Sophie que si nos sentimos medio confusos, recordemos que es un mundo bastante mezclado, y sí, sé que aquello que dice fue posiblemente escrito por cinco cirujanos de lo hip contratados por el sello, y posiblemente nos estén mintiendo, pero es una mentira que me gusta recibir una y otra vez, y sobre todo si viene de la boca de S.E.B.
Otro tema alegre de artesanado perfecto (como si hubiera un arquitecto celestial que definiera la divina proporción de un tema pop), es la canción cantada por ese grupo ficticio llamado “PoP”, creado exclusivamente para la hermosa comedia romántica, “Letra y música”, de la que comentaba en un post anterior. Todo en la canción es ridículamente ochentoso (y si no les parece, fíjense en el videoclip), desde esa intro de sintes, hasta ese látigo digital lleno de reverb que suena en el estribillo, desde la indumentaria llena de volados que lleva de una forma dignamente absurda Hugh Grant, hasta el verso completamente cursi “You are gold and silver” (¿no es mejor que sea de oro y nada más?). Pero al ver ese tema se genera lo que yo llamo el Meat Loaf syndrome: uno lo ve una vez, se ríe, le parece ridículo. Lo ve por segunda vez, sigue cagándose de la risa y se lo muestra a sus amigos. Cuando está sólo, para recordar ese momento gracioso con los amigos lo ve una vez más, y así ad infinitum, hasta que uno se da cuenta que no puede seguir viviendo sin escuchar ese tema una vez más. Efectivamente, el tema se te mete dentro y no te lo podés sacar, y cuando llega la parte del cast en la película y ponen nuevamente el tema, uno se encuentra a un escalón de convertirse en un tarimero con una rutina perfectamente sincronizada para el tema.
No estaría errado si considerara que el anterior tema es inseparable de la película en que está inserto. Efectivamente, eso es lo que ocurre con otra canción que está en el compilado: Whole wide world, de Wreckless Eric. Me doy cuenta que entra entre mis temas más alegres no sólo por la melodía, sino por la escenificación al borde de la conciencia, casi como una sinestesia, de aquel hermoso momento actuado por Will Ferrell y la Gyllenhaal en “Stranger than fiction”.
De la misma manera que uno escenifica con las canciones algunos momentos de películas, es incorrecto pensar que no puede ocurrir con escenas particulares de la vida misma de uno. Ahí la canción entra en un terreno subjetivo bastante difícil de ser trasmitido, ya que alguna persona bastante peculiar hasta podría asociar algún tema de Emperor (los noruegos, no Godspeed) con el dulce recuerdo del nacimiento de su hija o Lady Shoes, de The Jesus Lizard con la primera vez que habló con su novia. En esta camada de temas autorreferenciales encuentro Keen on boys, canción con la que escuchándola en un verano, mientras me bajaba del COT en Mario Ferreira y caminaba hacia la casa de mis abuelos por una calle de Atlántida, sentí un estado cercano a la lisergia, viendo de golpe todo muchísimo más colorido, y un viento fresco proveniente de la playa Eden Rock (playa que queda entre la mansa y la brava), sintiendo una paz que por un momento sentí como una tímida aproximación de la muerte. Además es un temón, hacen un uso de los sintetizadores similar a lo que logran My bloody Valentine o The Jesus and Mary Chain, una piscina de distorsión en la que nos sumergimos, sentándonos en el fondo, viendo el sol pálido y trepidante desde el techo de agua. Además, luego de leer la letra varias veces, no puedo decir otra cosa más que remarcar lo asombrosa que es, la descripción de una noche en donde pasaron cosas que no se podrán repetir, versos que nunca supe precisar por qué me fascinan tanto, como si fuera una confidencia contada entre murmullos por un amigo, “That night I slept on his couch/With my back turned to the wall/Nothing assumed but you know?/You know…"
Con los veranos en Atlántida también asocio a Robyn Hitchcock, al que luego de verlo en ese monumental video que es “Storefront Hitchcock”, lo convertí en una de las deidades más privilegiadas de mi altar politeísta (DEG, dixit). El tipo es sencillamente un genio, y creo que aquel verano habré visto aquellas canciones suyas y sus increíbles monólogos, fácil, unas quince veces. Las ocurrencias del tipo son absolutamente geniales, y las melodías realmente hermosas, para los que no lo conocen, un tipo hermosamente influenciado por Syd Barret, que puede hacer un tema alegre sobre la muerte por cáncer y articular versos como I know who wrote the book of love/It was an idito/It was a fool/A slobbering fool with a speech defect and a shakin' hand/And he wrote my name/Next to tours/But it should have been David Byrne or somebody. Pero sin dudas, el mejor tema de aquella presentación es 1974, un glosario de pequeños detalles de aquel año, un compendio de particularísimas memorias que, curiosamente, se acoplan al método de asociaciones que vengo haciendo en esta lista de temas. Caminar con 1974 enchufado al oído es algo que se siente cualitativa y hasta geográficamente diferente. En cuatro minutos uno entra y sale de ese año, sin poder evitar alguna que otra secuela. (You've got hair in places/Most people haven't got brains/Ooh).
Como venía diciendo con 1974, hay música que se nutre recíprocamente con el acto de caminar. En el caso de Motoraway, tal como lo indica el nombre, el efecto se logra con los viajes en automóvil. El viaje como acto de desprenderse de todo, no solo de las cuestiones materiales, el abandonar no sólo lo malo, sino lo que parecía prometedor y nos garantizaría un mejor vivir, esa escisión radical del mundo, más que sentirse angustiosamente forcluida, se transfigura en una hermosa calidez en el pecho, en la cual ya podemos ser nosotros.
When you motor away beyond the once-red lips
When you free yourself from the chance of a lifetime
You can be anyone they told you to
You can belittle every little voice that told you so
And then the time will come when you add up the numbers
And then the time will come when you motor away
Oh, why dont you just drive away?
El otro tema de ruta por excelencia es Ruta a 80 de Jaime sin tierra, la canción más pacífica que se pueda haber compuesto, una canción tan pacífica que podría curar quemaduras de tercer y cuarto grado, de poner los parlantes a sonar cerca de la zona afectada. La descripción de lo que se puede ver desde la ventanilla de un automóvil a 80Km/hora, es de los paisajes más placenteros que se pueden haber compuesto en una canción pop, sencillamente describiendo el entorno, casi sin enarbolar metáforas o alusiones al propio campo subjetivo del recitador, una descripción objetiva, descentrada, que desde su sencillez cala hondo en un terreno generalmente viciado de temas empalagosos o sobreexcitados.
Finalmente, están esos temas que sencillamente tienen, más allá de las palabras y las circunstancias en que uno la escuche, una melodía hermosa, en los cuales la felicidad irradiada es prácticamente un hecho material, científicamente comprobable. Tal es el caso del tema de los simpáticos galeses Gorky’s Zygotic Mynci, así también como #41 de Dave Matthews Band, tema el cual a mis dieciséis años creía la expresión más diáfana que podía haber del amor.
Finalmente, Ceremony, increíble pensar que aquellos pibes de Manchester tiempo atrás hubieran compuesto temas como “The eternal”, o “Atrocity exhibition”.
45 comments:
Pri con pri!!!
Y este es el momento en el que me pongo a pensar que no en todos los post yo voy a ser el primero, y mi felicidad...
snif...
A no ser que seas weg, que tiene un circuito eléctrico en incrustado en la base del cuello, que le genera una descarga eléctrica cada vez que termino de escribir un post
No le funcó esta vez
Ahora es personal.
La verdad no nos hará libres, pero sí lo hará el tomar el control de la producción de la verdad.
H&N.
Otro excelente post, pero el tema es que tiene tantos puntos sobre los que opinar que termino diciendo alguna boludez que intenta englobar todo.
Ahi va un top five de canciones que me levantan el animo...
1- she bangs the drums - stone roses
2- even fallen in love - buzzcocks
3- since k got over me - the clientele
4- autochocador - jaime sin tierra
5- magnet' coil - sebadoh (bakesale literalmente me hizo mas feliz este ultimo mes y medio)
Sobre una de las cuestiones que mencionabas cuando hablabas de dinosaur jr. y que yo me estuve planteando hace poco es que no estoy seguro de que si me gustaria volver al pasado siendo como soy hoy, por algunas si por que sabria manejarlas de otro modo y disfrutar de otra manera, pero creo que esos años de ingeniudad y de not being aware of the world fueron mucho mas felices (y faciles)que todo lo que vino despues...
despues sigo...
PD: sos la unica persona que conozco que pone Radio Department
pd: esa cancion de crowded house esta buena, pero no me vas negar que las que puse yo son mucho mas geniales y grasa que la de los oceanicos
pecado: me olvide Dry the rain de los Beta...
Por Dios, ¿cómo pude olvidarme de Dry the rain? Es un gran tema que lo he usado más de una vez para motivarme, es de esos en que uno se ve a sí mismo caminando en cámara lenta. Bueno, parece que mi olvido escenifica un poco al relativo olvido (al menos comercial) que caracterizó a la corta vida del grupo escocés
She bangs the drums perfectamente podría estar en la lista, pero sería en cierto modo terrible afane intelectual a su blog, donde hizo ese lindo post sobre la banda.
Precisamente, cuando mencionaba a los Buzzcocks como parte de ciertas bandas punk con temas que le ponen las pilas a uno, precisamente estaba pensando en ever fallen in love, más allá de que la letra no sea específicamente alegre.
Sí, es raro lo de The Radio Department (o The Radio Dept), recién me acabo de dar cuenta ahora (puede ser que tenga correlación con mi tendencia de hablar sobre personas o bandas con nombre y apellido, de ahí el uso de mi nick inusualmente largo y desficcionalizado)
Despues de escuchar "Dry the rain", es imposible no estar aunque sea un poquito mejor que al rato antes de escucharla. Es imposible.
La voy a poner ahora.
Salvo "Sophie Ellis Bextor" le ha salido una lista pero que muy indie y más blanca que la leche. Acaso no le pone contento cantar algun tema más "negro" , algo de James Brown, digamos por ejemplo "Say It Loud - I'm Black and I'm Proud" aunque usted sea caucásico y pelirojo.
...
El estilo de "Movistar" de hacer publicidad es machacar con cualquier tema una y otra vez, yo les he escuchado campañas con temas de "Wezeer" , "The Killers", etc.
eze:
Acabo de venir del CASMU, y el resultados de un partido de Fútbol 5 que jugué hace unas horas es un tobillo que parece haber sido dibujado por Botero.
Voy a escuchar Dry the rain, a ver si me lo desinflama.
Oldboy:
Soy un blanquito, lo sé (aunque no pelirrojo, che). Es más, el tema más bluesero de todos, el que perfectamente podría tener un embajador negro, está representado por los blancos MC5. Sé que es difícil encontrar una música más festiva que el blues y el funk bien hecho, pero se ve que en estos últimos años, el indie hizo metástasis en mi cuerpo. En todo caso, una canción que estaba en la lista, pero la saqué solo por quedar media desubicada con el resto es "My Favourite things" de John Coltrane.
Lo de las propagandas es terrible, cómo uno puede llegar a odiar una canción que antes amaba por esa sobreexposición perversa.
Mis canciones alegres probablemente sean muy de mina (lo cual puede deberse a que soy mina). Justo el otro día me puse a hablar con una amiga sobre los temas que uno asocia a diferentes etapas de la vida, especialmente a personas.
Por otro lado, tengo la extraña costumbre de que temas tristes me pongan contenta, no por el tema en sí, sino por el momento en que los escuché y les adjudiqué el significado. O por algo que no conozco.
En fin, me sorprendió ver a la canción de Pop, así como a la de Sophie Ellis Bextor. Sin embargo, totalmente de acuerdo con lo que dice y, tal vez porque incluyó esos temas, me animo a mencionar algunos de los míos:
Modest Mouse - Float On
The Kooks - She Moves In Her Own Way. O Jackie Big Tits. O Matchbox.
Babasónicos - Risa
Feist - Mushaboom
Bright Eyes - Bowl of Oranges
John Mayer - Your Body is a Wonderland
Incubus - Drive
Mando Diao - You Can't Steal My Love
Gin Blossoms - Hey Jealousy
Hot Chip - Over and Over
The Killers - Read My Mind
Marcy Playground - Sex and Candy
The New Pornographers - Sing Me Spanish Techno
The Postal Service - Clark Gable
Spoon - I Turn My Camera On
Radiohead - True Love Waits
The Streets - Could Well Be In
Regina Spektor - Hotel Song
The Smiths - Panic
The Strokes con Regina Spektor - Modern Girls and Old Fashioned Men
También la versión de Common People de William Shatner.
Todas medias obvias, sí, pero por lo menos no caí en la discografía cuasi-completa de Scissor Sisters, Sublime y Mika.
Ta, se me fue la mano. No me di cuenta que tenía tantos temas alegres.
Algunas apreciaciones sobre algunas bandas que menciona (no voy a seleccionar todas porque tendría que hacer un nuevo post):
The Smiths: A Morrisey siempre lo vi como un flagelante, aún en sus temas más movidos, siempre lo voy a recirdar como el tipo que escribió temas como Asleep
Bright Eyes:
Fue una banda que pensé mucho en ponerla en la lista, pero terminé sin encontrar el tema que encajara en la misma
Spoon:
Es de las bandas más interesantes que he escuchado en el año
The Kooks:
El disco Inside in/Inside Out, será indigestamente british para mí, pero debo confesar que tiene temas movidísimos que te pueden alegrar un viaje en ómnibus
Incubus:
Disiento, siempre me parecieron medio neutros, no me generan mayores sensaciones y el tipo sin proponérselo estableció una escuela de interpretacion vocal que me resulta desesperante (escuchá los tipos que toman su estilo para cantar y te vas a dar cuenta como pueden convertir un tema de tres minutos en un parto-en Uruguay se me ocurre Psimio, una banda que me gustaría un poco más (sólo un poco, tampoco es que sea horrible, ni mucho menos), si el tipo cantara de otra manera-
True Love Waits:
Una vez le conté a DEG que escuchando prolongadamente ese tema te podés enamorar hasta de tu taxista.
Sublime:
Con Sublime tuve experiencias traumáticas de adolescente, reviviéndose la imagen de chicos con onda tocando Santeria en un fogón, con una minas tratando de interpretar la canción bajito y por fonética, mientras se creían rastafaris por al menos tres minutos
no soy muy fan de bright eyes pero el tema 'first day of my life' es muy bueno y su videoclip es PRE CIO SO. he dicho. Y True Love Waits, aunque es genial y tambien un genial tema de fogon (como dry the rain), me parece terriblemente melancólica.
Otros temones que mejoran tardes de domingo:
Chris Knox - not given lightly
Victoria Mil - G-13
Rem - Electrolite
y podes terminar con 'Carrot Rope' , de Pavement que es terrible porque es feliz, es el mejor tema del ultimo disco de ellos y justo es el último tema. Todo mal.
Algunas canciones por las que vale la pena dejar de ser amargado, por lo menos durante 3 o 4 minutos
1-All dressed up in dreams-The 6ths
2-Strange Powers-The Magnetic Fields (esta es particularmente gloriosa)
3-Nuevas Sensaciones-Los Planetas (aunque en realidad la letra es deprimente)
4-Avant la bagarre-France Gall
5-Del Montón-Sr Chinarro
6-Elevate me later-Pavement
El de Chris Knox está muy bueno, y Electrolite es un tema que particularmente lo elijo para almorzar (vaya uno a saber por qué).
Igual, sigo manteniendo que la canción que más felicidad me genera es el tema del ultimo disco de Dinosaur jr, This is all I came to do
Elevate me later es un temón, aunque yo, en materia de temas que desatan felicidad elijo Range Life.
Sabe que yo prefiero la faceta más depresiva de Luque y co. Si bien el último disco es muy bueno (y sí, Del monton es un tema que puede dibjuarle una sonrisa a más de uno), prefiero infinitamente discos como "La primera ópera envasada al vacío" y "El por qué de mis peinados", ambos bastante bajoneantes, sobre todo el primero.
Hace una semana me compre un disco de los planetas, sin haber escuchado ningun tema (era una recopilacion en un disco doble que me lo vendian a cuatro dolares), y por suerte me llevé una grata sorpresa.
The Magnetic Fields es uno de los grandes ausentes de la lista
ahi van otras canciones que me olvide:
gold sounds - pavement
adventure rocket ship - robyn h.
ticket to ride - beatles
we're all in love - b.r.m.c.
lucky man - verve
todavia no entiendo como nadie dijo IT'S THE END OF THE WORLD AS WE KNOW IT de r.e.m., como no saltar, bailar, gritar, cantar, hacer air guitar con esta tremenda cancion...
PD: Como nuestros blogs ya tienen una relacion simbiotica, estuve pensando cuando fue el momento (y con que banda) de mi reconciliacion con el pop y el baile, cuando me acuerdo lo escribo.
En realidad todos los temas de The Smiths siempre tienen un punto deprimente pero supongo que es el caracter inglés. En mis peores momentos de stress cantar esta frase me levantaba el ánimo:
...I was looking for a job, and then I found a job
And heaven knows I'm miserable now
In my life
Why do I give valuable time
To people who don't care if I live or die ?
Sinceramente, no conozco mucho Incubus. Debo haberlo conocido en su época y no dio para seguir escuchando cosas nuevas; pero Drive, I Miss You y Pardon Me son de aquellos temas que siempre me gustaron.
Muy buena definición de True Love Waits, me encantó.
Y lo de Sublime está muy unido a significaciones personales: a mí me hace acordar a un par de años con una amiga peruana, donde nos divertíamos sacando a pasear Louie dogs invisibles.
First Day of My Life de Bright Eyes es un tema complicado y muy dependiente del contexto en que se escuche. Digamos que si el contexto es el adecuado, sí, es un tema que te alegra la tarde. El caso contrario es capaz de hacer estragos en el humor.
(Eso es algo que me pasa mucho con los temas de Bright Eyes. Se me ocurren Lua, Lover I Don't Have To Love y Easy/Lucky/Free, por ejemplo.)
La sensación que describís cuando una canción te parece alegre por la música, o al menos reconfortante, y después fijándote la letra te das cuenta de la terrible verdad, me sucedió con Let Down. La primera vez que escuché el OK Computer me quedé medio dormido (con esto que digo quiero decir precisamente eso, con ninguna metáfora ni intencionalidad más allá del hecho de quedarme dormido), y al despertarme retenía la idea de que la canción 5 era una canción "feliz". Nada más lejos de la verdad, pero es un contraste que queda muy bien (algo parecido me pasó con No Surprises).
Una banda a la que le sale bastante bien el asunto de decir cosas tristes con melodías alegres es Franz Ferdinand. Y ahora que me acuerdo, Do you want to es un tema de esos que te llenan de energía y ganas. A unos amigos míos les gusta cantarlo en plan karaoke a modo de previa de una noche de alcohol.
¿Podés subir la canción Mono tití a algún lado, que está buenasa, encaja con el espíritu del post y tengo brutas ganas de escucharla?
Que buen post.
Pero bueno, felicitaciones aparte, bienvenido al lado oscuro del indie con melodía (que no indie pop, aún no indie pop... cuando vayas por ahí con una camiseta de the cuties (o algo asi), escuchando una banda bubblegum de indonesia, recién te habremos perdido).
Todo ese disco de radio dept es buenísimo. Por motivos logísticos (lo descargue en la casa de mis abuelos, y nunca lo copié a mi pc) no lo borro de mi mp3, y me ha acompañado varias caminatas para ahorrarme el pasaje. Y es de ahí que saco uno de los temas que más me ha alegrado el día. "Strange Things". Es un poco obvio ("today was a pretty day, no dissapoinments"), pero la voz de la chica es tan bonita, la melodía es tan bonita, que el frío y la niebla y el costo de la vida de Milán se borran por un momento.
Pollard está obsesionado con los autos. O, más probable, está obsesionado con la historia del rock, que es la que stá obsesionada con los autos. Ahora (luego de leer que a Benito le cambió la vida) estoy escuchando el Propeller (2 temas -he reconocido hasta ahora- tratan de autos), y "Quality of armor" hasta me hace dar ganas de manejar (y odio manejar).
The Smiths es lo mejor del mundo.
Lo que dices de la música transportandote a momentos que no has vivido es tan cierto. Últimamente he estado escuchando, en su mayoría, grupos de los 80. Y uno pensaría que fue la década más increíble de la historia de la humanidad, cuando siempre he escuchado que no fue así. Incluso, estoy seguro que, de haber vivido en esa época, es poco probable que hubieramos escuchado estos grupos, o hubiera sido mucho más difícil, viviendo en sudamérica, y sin el maravilloso mundo de la internet. Y vivir con Michael Jackson hasta en la sopa me hubiera causado urticaria.
Dios, el pelo de Mascis...
Dale una prueba a Voxtrot. Al menos a los EP, los dos primeros tienen canciones de esas, que son felices por fuera y tristes por dentro (sour suena menos fuerte).
Chequea también la presentación de Replacements en Saturday Night Life, tocado Bastards of Young. Es buena.
Todo mal! Usaste rapidshare... Jamás podré descargar la primera mitad.
deg:
A mi con Let Down me pasó exactamente lo mismo, no tan así con No surprises, que ya desde su melodía y presentación en videoclip me parece una canción demoledora (en cuanto a lo emocional)
Creo que sin lugar a dudas mi favorita de todas las ambigüedades entre letra y música es el tema de Love, "She comes in colors", cuyo nombre, detrás de una aparente parafernalia hippie, tiene un guiño un tanto perverso (los que saben la historia del tema, saben de qué hablo)
Mono tití
es todo peludo y tiene olor a pata
no puede parar
de hacerse la paja
Sencillamente genial.
manzanilla y sal:
Ja, me imagino yo con una camiseta de los cuties... rosada, capaz que con unas bermudas y medias hasta las rodillas con un formato candy-stripe, el pelo teñido de fucsia y una mochila con la forma de Pikachu, bueno, ahora que lo pienso, sería vestirme más o menos como Dani Umpi.
The Radio Department me parece una banda pop infalible. No hay ninguna canción que no me genere un estado cercano a la felicidad.
Para mi lo más recomendable para empezar con GBV es el Bee Thousand, un discazo que estoy esperando que me llegue via Amazon para fines de diciembre (y que sí, tiene el potencial de cambiarte la vida). El Propeller no tiene aquellas composiciones inmediatas que son marcas de fábrica de la banda, pero canciones como Over the Neptune Mesh Gear Fox lo hace un discazo, sin lugar a dudas.
Opino tal cual con lo de los ochenta. Yo tengo a mano un suplemento de la república de aquella época llamado Vida Pop y lo único que hay es The Police, Michael Jackson, Dire Straits, Fleetwood Mac, Sting, y ¿ya dije The Police?
Tenia pensado subir la parte uno a Badongo, un servicio que funciona mucho más rapido
¡Mono tití!
te decía,si bien lei sólo el título y poco más (laaaaaaaaaaaaaaaargo) que un tema que me resulta propulsor de felicidad es ma huang de pez
en realidad aprovecho este medio para recordarte que el viernes hay fiesta en la casa de Santiago Hernán, allá en el Parque Miramar.
empieza alrededor de las 9, va todo el mundo.
de todos modos, habla con el dueño de casa porque capáz que Estin y vos no estan habilitados a ir.
salud
No sé por qué a la mayoría de la gente AMAMOS "When You Sleep", pero estoy seguro que es el mejor tema de Loveless
Mushaboom es un hermoso tema, muy cierto. Panic de los Smiths me fascinaba en su momento, pero ahora me saturó mal y debe ser el único tema de la banda que no puedo volver a escuchar.
MIS temas que me ponen feliz:
Acid House Kings - This Heart is a Stone
Culture Club - Karma Chameleon
M.I.A. - Galang
The New Pornographers - Twin Cinema
Nico - I'm Not Sayin' (el primer tema que grabó Nico, que comparándolo con el resto de su obra es el tema más feliz del mundo)
Pixies - Debaser
Pet Shop Boys - Domino Dancing
The Shaggs - Philosophy of the World (el tema más genuinamente naíf de la historia)
The Smiths - Ask
Y bueno, muchos, muchísimos temas de Madonna, como "Like a Virgin", "La Isla Bonita", "Into the Groove", "Holiday" y "Vogue"
A los New Pornographers recién ahora los vengo escuchando, y todavía me reservo comentarios. Eso sí, es de la música feliz mejor diseñada que hay por la vuelta
Creo haberlo mencionado, Debaser es genial y probablemente es el tema de los Pixies que te tira más para arriba. Ahora lo estoy escuchando.
Culture Club: Demasiaaaado ochentoso
Con las Shaggs, más allá de todo lo que pueda decir Zappa, no hay vuelta, no puedo escucharlas más de dos minutos. Me gustan cosas atonales y cosas de Cecil Taylor & The italian instabile orchestra, pero esas tipas prácticamente me hacen un agujero en el oído.
excelente post. Me gusto mucho. ¿Que tema no?. Que mierda nos pega de una cancion ¿un fraseo?; ¿una melodía?. ¿Un solo?. A mi me gusta mucho el sintetizador de here comes the sun, por ejemplo. Son unas notitas chotas, pero siempre las asocio con alguna alegría que puede darse.
No se, mas allá de que la música es el mosaico de estados de animo que tenemos y como lo expresamos, creo que siempre la canción compradora es la que te ofrece esos dos minutos de felicidad que parecen eternos. Por eso quizás, los beatles eran tan grandes.
Respecto a temas de los Pixies, Levitate me (ama-gui lo ha posteado gentilmente hace unos meses) no tan histérico pero si increíblemente up y entrador.
Me encanto eso del patchwork. Creo que siempre el mejor momento no es la felicidad en sí, sino es la esperanza que eso bueno va a suceder. Creo que en esa espera nos jugamos la ropa.
Repito, gran post. arriba.
ahh, me olvidaba. Hay canciones que guardan esa felicidad melancólica. Tiraste al pasar la bossa y yo también no he sido muy explorador mas alla de alguna cosa muy específica de joao gilberto.
Pero me estaba acordando de canciones de ese tipo de Mateo, como Jacinta. Y bueno kin tin tan, que es... increíble.
Completamente de acuerdo con eso de los dos minutos de felicidad que parecen eternos. Los Pixies son unos grandes artesanos de aquellos estados de ánimo, así como los Magnetic Fields y Belle and Sebastian.
Estos últimos sin embargo tienen algo que los particulariza, y es que muchos temas tienen una melancolía flotando detrás de sus bellas tonadas. Es tal cual como sucede con Mateo, escuchar Jacinta en primavera es como dormirse en un gigantesco copo de algodon
A propósito, ayer vi una pequeña reseña del toque de los buenos muchachos con los supersonicos en dos el sabado. Dicen que estuvo increíble. Y me lo perdí. ¿Fuiste?
Cerrando con monkey gone to heaven y todo.
Estuvo muy bueno, los Buenos Muchachos son una garantía, y aparecieron con un tema que yo desconocía, llamado CRI CRI, en el que vi a Pedro Dalton más tomwaitsiano que nunca. Estuvieron increíbles.
Con respecto a los Supersonicos, como repeti en otros medios, son una banda que cuando escucho sus discos no me llaman mucho la atención (algo como unos muy correctos continuadores de Devo y la música surf), pero cuando se los ve en vivo parecen una de las mejores bandas en la faz de la tierra.
Muy buena onda entre todas las bandas, y para los fanáticos de los Pixies ese fue el toque.
Una cancion que pone de bueno humor y contenta es "Love Cat" de The Cure, no se, otra puede ser... "Lucy in the sky with diamonds".
aka, los new pornographers son música feliz APARENTEMENTE. Detrás de esa alegría bestial que explota en la totalidad de "Electric Version" se esconde una melancolía profunda que tiene mucho que ver con el propio acto creativo, el éxito musical y la opción por los caminos difíciles.
Alguien mencionó el Loveless por ahí, un disco perfecto e hipnótico que me tuvo tarado durante mucho tiempo adentro del discman (aquellos tiempos). Demasiado tarde lo levantó la boluda de Sofia Coppola para la boluda Lost in translation.
Lo que me está partiendo la cabeza en todos estos días y no puedo parar es "Hissing Fauna, are you the Destroyer" de Of Montreal. Cuando empecé a esucharlo, me pareció que tenía todos los piques que más detesto. En el cuarto tema dije no está mal y cuando llegué al siete ("The past is a grotesque animal") me quise cortar un huevo. Una maravilla, una sorpresa, un hito, una alegría. Felices fiestas.
Para empezar, Sofia Coppola no me parece ninguna boluda, y Lost in Translation menos. Es una gran película. Está bien que con María Antonieta quizás bajó mucho su calidad, ya que es una película mucho, mucho más light (aunque a mí me gustó, por más que no se compare con lo que fue su obra anterior), pero eso no significa que sea una mala directora. Creo que utilizar una canción en una película 15 años después de que haya salido no es llegar tarde, ya que el arte es, al fin y al cabo, atemporal.
Pero no nos vayamos de tema, el último disco de of Montreal puede parecer un álbum feliz, pero es (al menos de los que escuché) el más oscuro de su carrera, y las letras hablan de una severa crisis emocional por la que pasó.
"The Past is a Grotesque Animal" es para mí una de las mejores canciones del año (si no es LA mejor), pero está demasiado lejos de ser una canción alegre.
Sí, de acuerdo phibrizoq, que no es un álbum feliz, lo traia por esa apariencia de felicidad que tambien tienen los pornographers. Es un disco sacado desde el fondo del pozo.
Es curioso cómo puede uno escuchar ese tipo de discos al volumen que lo hace (en mi caso), o las diferentes formas que puede tomar la depresión.
También estoy de acuerdo con que uno puede tomar un tema cien años después para una película y está bien, tiene todo el derecho del mundo a usar las cosas que le gustan cuando y como quiere.
Y, ok, SC no es una boluda (no la conozco). Pero LiT es una pelicula sobrevalorada e insoportablemente boluda. Es una pelicula que le hace gentilmente Bill Murray a esta chica.
La historia no solo es inverosimil sino que refleja (no intencionalmente) la paranoia de cualquier gringo fuera de casa. Toda una ciudad por descubrir ahi afuera y estos dos pelotudos mirándose al espejo adentro de un hotel.
Esto de la melancolía detrás de la felicidad es completamente cierto. Ayer un brasileño me decía "para que una samba sea realmente buena, tiene que ser triste en el fondo, aunque parezca la cosa más fiestera del planeta"
A mí, Lost in translation no me pareció una genialidad descomunal, como a algunas personas, pero tampoco me pareció mala. Coincido con el hecho de que la mitad de la película es Bill Murray y un cuarto es Tokio, quedando el otro cuarto reservado para la trama de Coppola.
La queja de astllr sobre la abulia de los personajes la entiendo, pero también he visto y sentido en carne propia lo que es estar en un país que uno no quiere estar, y cómo por momentos se pasa por los huevos toda la riqueza que nos puede ofrecer ese lugar (en mi caso, Mexico), prefiriendo quedarse en la casa viendo televisión.
Por otro lado, en lo que se refiere a la música, ahí sí salgo a defender fervorosamente a Coppola. Para mi gusto, las últimas tres películas de Sofía (L.I.T., la floja Maria Antonieta y Las vírgenes suicidas -mi preferida de estas tres-) han sido lo mejor del cine comercial en cuanto a bandas sonoras. No sólo la elección de los temas me parece genial, sino la forma en que están emplazados en distintos momentos del film. Por ahí, dentro de este elogio puede salir una crítica, diciendo que Coppola es una esteticista y forma parte de esa corriente de cineastas más enfocados al efectimo o el videoclip, onda Aronofski o Noe, pero creo que no me corresponde tomar una postura frente a este tema. Yo tan sólo disfruto mucho poder escuchar a MBV o Gang of Four en cualquier película que aparezca.
astllr:
Acabo de escuchar el album de Of Montreal y me gustó mucho. Noto tal cual como va mutando el disco conforme se acerca al final.
Y sí, The past is a grotesque animal es un tema absolutamente genial.
Hola, confieso que no lei todo el post porque me parece excesivamente largo,pero rescato algunas ideas y la mas importante es que ami tb me ha pasado esa sensacion q tiene la musica de transportarme a momentos q me gustaria haber vivido de otra manera y pienso constantemente en q hubiera sido otra persona de haber conocido la musica,cine y libros q conozco ahora,siempre pienso q llegue tarde y me cuesta aveces disfrutarlo.Buen post.Saludos!!!
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